Uñas onduladas: principales causas y que hacer.

Las uñas onduladas, en la mayoría de los casos, se consideran normales, porque son más comunes en las personas mayores, por lo que se asocian con el proceso de envejecimiento normal.

Sin embargo, cuando aparecen uñas onduladas junto con otros signos relacionados con las uñas, como aumento de grosor, cambio de forma y decoloración, o cuando aparecen síntomas más generales, como dolor de cabeza, fatiga excesiva, sed excesiva y piel pálida. consulte a un médico para una evaluación, ya que en estos casos la uña ondulada puede ser un signo de enfermedades como anemia, infecciones por hongos y diabetes o ser un indicio de deficiencias nutricionales.

1. Uñas envejecidas

La aparición de líneas en las uñas puede aparecer de forma natural a medida que el rostro envejece, sin ser un indicador de ninguna enfermedad. De esta forma, además de las ondulaciones en la uña, que suelen ser verticales, es común que una persona empiece a tener canas, uñas más débiles y cambios hormonales.

Hacer: Debido a que el envejecimiento es un proceso natural, no existen pautas para el tratamiento de las uñas onduladas. Sin embargo, las líneas se pueden ocultar aplicando una capa de barniz y lijando, ya que esto puede mejorar su apariencia.

2. Anemia

La anemia es una de las principales causas de alteraciones en las uñas, pudiendo notarse la presencia de uñas onduladas, así como uñas más débiles, quebradizas, opacas con determinadas regiones elevadas. Aparte de los cambios en las uñas, otros síntomas de la anemia son fatiga excesiva, piel pálida y dolor de cabeza constante, es importante consultar a un médico para hacer un diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado. Aprenda a identificar los síntomas de la anemia.

Hacer: Se recomienda consultar a un médico de cabecera para identificar la causa de la anemia y así indicar el mejor tratamiento. Por lo tanto, dependiendo del tipo de anemia, su médico puede recomendar cambios en la dieta, con preferencia por alimentos ricos en hierro o vitamina B12, suplementos o transfusiones de sangre.

3. Infección por hongos

Una infección por hongos en las uñas, conocida como oniquia u onicomicosis, también causa cambios en su forma, grosor y color, con ondulaciones en las uñas, uñas más gruesas y firmes y un tinte amarillento.

Hacer: Es importante acudir a un dermatólogo para identificar el hongo responsable de la infección y, de esta forma, indicar el mejor tratamiento, que puede incluir el uso de comprimidos, pomadas o esmaltes antifúngicos. El tratamiento suele ser prolongado y debe realizarse de acuerdo con las recomendaciones del médico para prevenir la recurrencia de los síntomas. Obtenga más información sobre los hongos en las uñas y su tratamiento.

4. Falta de nutrición

La deficiencia de ciertas vitaminas y minerales, como las vitaminas A, B y zinc, también puede provocar cambios en las uñas, incluida la aparición de ondas, lo que le da a las uñas un aspecto arrugado. También se puede detectar la presencia de líneas blancas en la superficie de la uña, cutículas gruesas y uñas más débiles.

Hacer: En este caso, es importante identificar qué vitamina o mineral está presente en el organismo en menor cantidad para poder cambiar algunos hábitos alimenticios, con el fin de mejorar no solo el aspecto de las uñas, sino también la salud en general. Esto indica un aumento en el consumo de castañas, carnes blancas, pescados y huevos, ya que son fuentes de vitaminas y minerales.

5. Diabetes

En algunos casos de diabetes, puede haber un cambio en el proceso de crecimiento de las uñas, lo que provoca la aparición de líneas verticales que dan una apariencia ondulada. Sin embargo, es importante tener otros síntomas presentes para confirmar la diabetes, como sed excesiva, aumento de peso y producción excesiva de orina. Aprenda a identificar los síntomas de la diabetes.

Hacer: En caso de que la persona presente signos y síntomas de diabetes, se recomienda consultar a un médico de cabecera o endocrinólogo para realizar un diagnóstico e iniciar un tratamiento, que suele incluir cambios en los hábitos alimentarios y en el estilo de vida, incluida la actividad física. y medicamentos que ayudan a controlar los niveles de glucosa en sangre circulantes.

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