La tiroiditis es una inflamación de la glándula tiroides, que puede ocurrir por una variedad de razones, como cambios en el sistema inmunológico, infecciones o el uso de ciertos medicamentos, por ejemplo, puede manifestarse de forma aguda, en la que se produce la evolución. más rápidamente, o de forma crónica, en la que la inflamación se produce de forma gradual.
A medida que se produce esta inflamación de la glándula tiroides, pueden aparecer signos y síntomas como dolor de cuello, dificultad para tragar, fiebre y escalofríos, y además puede provocar consecuencias como hipotiroidismo o hipertiroidismo.
Es importante diagnosticar y tratar la tiroiditis cuando aparecen los primeros signos y síntomas, ya que en algunos casos existe una buena posibilidad de recuperación. El tratamiento de la glándula tiroides lo prescribe el endocrinólogo y varía según la causa y, en consecuencia, el tipo de tiroiditis.
Según la causa de la inflamación de la glándula tiroides, se puede clasificar en varios tipos, los principales de los cuales son:
1. Tiroiditis de Hashimoto
La tiroiditis de Hashimoto es el tipo más común de tiroiditis crónica, que es más común en mujeres de 30 a 50 años y puede ocurrir en cualquier etapa de la vida. La enfermedad es autoinmune, lo que significa que el cuerpo produce anticuerpos que atacan las células tiroideas, provocando inflamación, alterando su función y reduciendo la síntesis de hormonas tiroideas.
Síntomas: El síntoma principal es un agrandamiento de la glándula tiroides, también conocido como bocio, que suele ser indoloro. También puede haber síntomas de hipotiroidismo, como fatiga, somnolencia, piel seca y falta de concentración, por ejemplo; sin embargo, puede cambiar con períodos de hipertiroidismo, con síntomas como palpitaciones, insomnio y pérdida de peso;
Tratamiento: generalmente administrado mediante terapia de reemplazo de hormona tiroidea con levotiroxina; sin embargo, su indicación depende de los valores de esta función de la glándula, reflejados en los análisis de sangre para TSH y T4 libre.
Para obtener más información sobre cómo identificar y tratar la tiroiditis de Hashimoto.
2. Tiroiditis de Quervain
La tiroiditis de quervain puede ser causada por infecciones virales como paperas, influenza, adenovirus, echovirus o Coxsackie, por ejemplo; es más común en mujeres de 30 a 50 años. Esta enfermedad provoca una intensa inflamación en la glándula tiroides y la destrucción de sus células.
Síntomas: dolor en la glándula tiroides, que puede irradiarse a la mandíbula o los oídos. La glándula puede agrandarse levemente, lo que causa dolor de garganta y dificultad para tragar. También puede haber síntomas de una infección del tracto respiratorio, como tos y secreción.
Tratamiento: Se realiza con fármacos que alivian los síntomas, principalmente antiinflamatorios, como el Naproxeno, por ejemplo. En caso de síntomas intensos o persistentes, el endocrinólogo puede sugerir el uso de corticosteroides como prednisona.
Para confirmar este tipo de tiroiditis, su médico puede ordenar pruebas como HSV, que identifican la presencia de inflamación, además de una prueba de captación de yodo radiactivo, que evalúa la función tiroidea. En caso de duda, su médico puede realizar una punción tiroidea, lo que puede descartar otras causas, como un quiste o cáncer, por ejemplo.
3. Tiroiditis linfocítica
La tiroiditis linfocítica, también conocida como silenciosa o indolora, es causada por autoinmunidad, en la que los anticuerpos producidos en el cuerpo atacan la glándula tiroides, que es más común en mujeres entre las edades de 30 y 60 años.
Síntomas: No causa dolor ni sensibilidad en la glándula tiroides, sin embargo, sí causa la liberación de hormonas tiroideas al torrente sanguíneo, lo que puede llevar a un período de síntomas de hipertiroidismo que generalmente se recupera en cuestión de semanas o meses. En algunos casos, puede haber un período corto de hipotiroidismo;
Tratamiento: No existe un tratamiento específico, lo que indica el control de los síntomas del hipertiroidismo. En algunos casos puede ser necesario utilizar fármacos como el propanolol para controlar la frecuencia cardíaca en el hipertiroidismo o para reemplazar hormonas en la fase hipotiroidea, por ejemplo.
4. Tiroiditis de Riedel
La tiroiditis de Riddle, también conocida como tiroiditis fibrosa, es otra causa de tiroiditis crónica, pero es menos común y causa lesiones y fibrosis en la glándula tiroides de forma lenta y gradual, lo que puede provocar hipotiroidismo.
Síntomas: provoca un agrandamiento indoloro de la glándula tiroides, que puede provocar sensación de pesadez en el cuello, dificultad para tragar, ronquera, sensación de asfixia y dificultad para respirar;
Tratamiento: Se realiza con fármacos para reducir la actividad inflamatoria, como los corticoides de elección, como el tamoxifeno o el metotrexato, por ejemplo. El reemplazo de la hormona tiroidea también puede estar indicado cuando la función tiroidea está alterada y la cirugía si los síntomas de compresión de las vías respiratorias son severos.
5. Otras tiroiditis
Otras causas menos comunes de tiroiditis incluyen las causadas por intoxicación con ciertos medicamentos como los que se usan para la quimioterapia o la amiodarona, por ejemplo. Por otro lado, la tiroiditis actínica es causada por tratamientos de radiación en el área del cuello, que pueden causar inflamación o inhibición de la función de las células tiroideas.
También existe tiroiditis causada por infecciones bacterianas, como estafilococos o estreptococos, u hongos, como Aspergillus o Candida, por ejemplo; o incluso de algunos parásitos y micobacterias.