El síndrome de Tourette es una enfermedad neurológica en la que una persona realiza acciones impulsivas, frecuentes y repetitivas conocidas como tics, que pueden complicar la socialización y empeorar la calidad de vida de una persona debido a situaciones desagradables.
Los tics de Tourette suelen aparecer entre los 5 y los 7 años, pero tienden a aumentar en intensidad entre los 8 y los 12 años, comenzando con movimientos simples, como parpadear o movimientos de brazos y manos, que luego empeoran. Provocando la repetición de palabras. , movimientos bruscos y sonidos como ladridos, gruñidos, gritos o decir palabras obscenas, por ejemplo.
Algunas personas pueden suprimir los tics durante situaciones sociales, pero otras tienen dificultades para controlarlos, especialmente si están pasando por un período de estrés emocional, que puede dificultar la vida escolar y profesional. En algunos casos, los tics pueden mejorar e incluso desaparecer después de la adolescencia, pero en otras personas pueden sobrevivir hasta la edad adulta.
Principales síntomas
Los primeros síntomas del síndrome de Tourette suelen ser notados por los maestros, quienes notan que el niño comienza a comportarse de manera extraña en el aula. Algunos de estos signos pueden ser:
Tics motores
- Parpadear;
- Aire acondicionado;
- Doble sus hombros;
- Toca tu nariz;
- Haz muecas estúpidas;
- Mueva sus dedos;
- Haz gestos obscenos;
- Impacto;
- Sacude tu cuello;
- Golpea el pecho.
Tics vocales
- Ofender;
- Hipo;
- Gritar;
- Ellos escupen;
- Arrojar;
- Gemidos;
- Aullidos
- Halcón;
- Repite palabras o frases;
- Usa diferentes tonos de voz.
Estos síntomas aparecen de forma constante y son difíciles de controlar y, además, pueden evolucionar a diferentes tics con el tiempo. Las garrapatas generalmente aparecen en la infancia, pero pueden aparecer por primera vez hasta los 21 años.
Las garrapatas también tienden a desaparecer cuando la persona está dormida, consumiendo bebidas alcohólicas o en una actividad que requiera una gran concentración; y se agravan ante situaciones de estrés, cansancio, ansiedad y excitación.
¿Qué causa el síndrome de Tourette?
El síndrome de Tourette es una enfermedad genética que es más común en personas de la misma familia y aún se desconoce su causa específica. Hay casos de personas a las que se les ha diagnosticado una lesión en la cabeza, pero las infecciones y los problemas cardíacos también son más comunes en la misma familia. Más del 40% de los portadores también presentan síntomas de trastorno obsesivo compulsivo o hiperactividad.
Cómo confirmar el diagnóstico
Para confirmar el diagnóstico de este síndrome, es posible que el médico deba controlar el patrón de movimientos, que generalmente ocurren varias veces durante el día y casi todos los días durante al menos un año.
No se necesitan pruebas específicas para identificar la enfermedad; sin embargo, en algunos casos, un neurólogo puede solicitar una resonancia magnética o una tomografía computarizada, por ejemplo, para determinar si existe la posibilidad de otra enfermedad neurológica con síntomas similares.
Cómo se realiza el tratamiento
No existe cura para el síndrome de Tourette, pero se puede controlar con el tratamiento adecuado. Debe ser administrado por un neurólogo y normalmente solo comienza cuando los síntomas de la enfermedad afectan las actividades diarias o ponen en peligro la vida de una persona. En estos casos, el tratamiento se puede realizar con:
- Topiramat: es un medicamento que ayuda a controlar los tics leves o moderados cuando hay obesidad asociada;
- Antipsicóticos: típicamente, como haloperidol o pimozida; o atípico, como aripiprazol, ziprasidona o risperidona;
- Inyección de Botox: utilizado en tics motores para analizar el músculo afectado por los movimientos, reduciendo la aparición de tics;
- Fármacos con inhibidores adrenérgicos: como la clonidina o la guanfacina, que ayudan a controlar los síntomas del comportamiento como la impulsividad y la rabia, por ejemplo.
Aunque existen varios medicamentos que pueden estar indicados para el tratamiento del síndrome de Tourette, no todos los casos requieren medicación. Es ideal consultar siempre a un psicólogo o psiquiatra para determinar el mejor tratamiento, que puede incluir psicoterapia o sesiones conductuales, por ejemplo.
¿Es necesario que el niño deje la escuela?
Un niño diagnosticado con síndrome de Tourette no necesita dejar de aprender porque tiene la capacidad total de aprender como todos los demás niños que no tienen este síndrome. El niño puede seguir yendo a la escuela normalmente sin necesidad de educación especial, pero aún así, es necesario hablar con los maestros, coordinadores y directores sobre el problema de salud del niño para que puedan ayudar positivamente en su desarrollo.
Profesores, compañeros y padres debidamente informados sobre los síntomas y tratamientos de este síndrome, ayuda a que el niño se comprenda, evitando el aislamiento que puede derivar en depresión. Los medicamentos pueden ayudar a controlar los tics y, además, las sesiones de psicoterapia también son una parte fundamental del tratamiento porque el niño tiene una idea de su condición y no puede controlarla por completo, lo que a menudo genera sentimientos de culpa e insuficiencia.