Síndrome de Meniere: que es, causas y tratamiento

El síndrome de Meniere es una enfermedad rara que afecta el oído interno, caracterizada por episodios frecuentes de mareos, pérdida de audición y zumbidos que pueden ocurrir debido a la acumulación excesiva de líquido en los conductos auditivos.

En la mayoría de los casos, el síndrome de Meniere afecta solo a un oído, pero puede ocurrir en ambos. Puede ocurrir en personas de todas las edades, aunque es más común entre los 20 y los 50 años.

Aunque no existe cura, existen tratamientos para este síndrome sugeridos por un otorrinolaringólogo que pueden controlar la enfermedad, como el uso de diuréticos, una dieta baja en sodio y fisioterapia, por ejemplo.

Principales síntomas

Los síntomas del síndrome de Meniere pueden ocurrir repentinamente y durar de minutos a horas, y la intensidad de los ataques y su frecuencia pueden variar de persona a persona. Los principales síntomas del síndrome de Meniere son:

  • Mareo;
  • Mareo;
  • Pérdida del equilibrio;
  • Zumbido;
  • Pérdida o pérdida de audición;
  • Sensación de taponamiento del oído.

Es importante consultar a un otorrinolaringólogo cuando se presenten síntomas sugestivos del síndrome, ya que este puede iniciar el tratamiento para aliviar los síntomas y prevenir nuevos ataques. Si cree que puede tener este síndrome, elija los síntomas que está mostrando actualmente en la siguiente prueba:

  1. 1. Mareos o náuseas frecuentes No Sí
  2. 2. Sentir que todo lo que te rodea se mueve o gira No Sí
  3. 3. Hipoacusia temporal No Si
  4. 4. Zumbido constante en el oído No Sí
  5. 5. Sensación de taponamiento del oído No Sí

Sin embargo, debes recordar que solo un médico podrá hacer un diagnóstico certero y descartar otras posibles causas.

Cómo se confirma el diagnóstico

El diagnóstico del síndrome de Meniere lo realiza un otorrinolaringólogo mediante la evaluación de los síntomas y la historia clínica. Algunos de los requisitos para hacer un diagnóstico incluyen 2 episodios de mareos que duran al menos 20 minutos, disminución de la audición comprobada por una prueba de audición y una sensación de zumbido constante en el oído.

Antes del diagnóstico definitivo, el médico puede realizar varias pruebas en los oídos para asegurarse de que no exista otra causa que pueda provocar el mismo tipo de síntomas, como una infección o un tímpano perforado, por ejemplo. Obtenga más información sobre otras causas del vértigo y cómo diferenciarlas.

Causas del síndrome de Meniere

La causa específica del síndrome de Meniere aún no se conoce, pero la teoría más aceptada es que ocurre debido a una acumulación excesiva de líquido en los conductos auditivos.

Esta acumulación puede ocurrir debido a varios factores, como cambios anatómicos en el oído, alergias, infecciones virales, accidentes cerebrovasculares, migrañas frecuentes y una reacción exagerada del sistema inmunológico.

Cómo se realiza el tratamiento

Aunque no existe cura para el síndrome de Meniere, es posible utilizar varios tratamientos para reducir, en particular, la sensación de mareo. Uno de los primeros tratamientos utilizados para controlar las convulsiones es el uso de medicamentos para el mareo, como meclizina o prometazina, por ejemplo, o tranquilizantes.

Para controlar la enfermedad y reducir la frecuencia de las convulsiones, puede estar indicado un tratamiento que incluya el uso de fármacos como diuréticos, betahistina, vasodilatadores, corticosteroides o inmunosupresores para reducir la actividad inmunitaria del oído.

Además, se recomienda limitar la sal, la cafeína, el alcohol y la nicotina, así como evitar el estrés excesivo, ya que pueden provocar múltiples crisis. La fisioterapia para la rehabilitación vestibular está indicada como una forma de fortalecer el equilibrio y, si la audición está gravemente afectada, utilice un audífono.

Sin embargo, en caso de que los síntomas no mejoren, el otorrinolaringólogo puede incluso prescribir la administración de medicamentos directamente en el tímpano, que serán absorbidos por el oído, como Gentamicina o Dexametasona. En los casos más graves, puede ser necesaria la cirugía de descompresión del oído interno o la reducción de la acción del nervio auditivo, por ejemplo.

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