Salmonelosis: que es, síntomas y tratamiento

La salmonelosis es una infección intestinal causada por la bacteria Salmonella, que se transmite a través de la ingestión de alimentos y agua contaminados, el contacto con animales o sus heces y los malos hábitos de higiene.

Los principales síntomas de esta infección suelen ser diarrea, dolor abdominal intenso y fiebre, que pueden presentarse entre las primeras 6 a 72 horas y durar de 4 a 7 días. En la mayoría de los casos, no se necesita un tratamiento específico, solo controlar los síntomas como los vómitos y la diarrea. Sin embargo, las personas con sistemas inmunitarios comprometidos, los niños pequeños y los ancianos tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones por la infección por salmonela.

Los síntomas de la salmonella

Los síntomas de la salmonelosis son similares a los de cualquier otra infección intestinal, pueden comenzar a manifestarse entre 6 y 72 horas después de la infección y pueden durar de 4 a 7 días.

Los principales síntomas de la infección por salmonela son:

  1. Dolor abdominal;
  2. Diarrea;
  3. Fiebre;
  4. Escalofríos;
  5. Dolor de cabeza;
  6. Malestar general;
  7. Náuseas y vómitos;
  8. Sangre en las heces;

Si los síntomas persisten durante más de 3 días, consulte a un médico o a la sala de emergencias para recibir el tratamiento adecuado y evitar que la enfermedad empeore.

Prueba de síntomas

Si cree que puede tener una infección por salmonela, elija los síntomas que está experimentando a continuación:

  1. 1. Diarrea intensa No Sí
  2. 2. Heces con sangre No Sí
  3. 3. Dolor o calambres abdominales frecuentes No Sí
  4. 4. Náuseas y vómitos No Sí
  5. 5. Malestar general y fatiga No Sí
  6. 6. Baja temperatura No Sí
  7. 7. Pérdida de apetito No Sí
  8. 8. ¿Ha comido alimentos perecederos en las últimas 24 horas? No si
  9. 9. ¿Ha comido fuera de casa en las últimas 24 horas? No si

Estos síntomas pueden ocurrir hasta 3 días después de consumir alimentos contaminados y generalmente permanecen durante aproximadamente 4 a 7 días hasta que el paciente se recupere por completo. También pueden variar en intensidad según la cantidad de alimento ingerido y el nivel de contaminación de los alimentos.

Diagnóstico de salmonelosis

La única forma de saber si existe una infección por salmonela es a través de pruebas que deben enviarse a un laboratorio para su análisis, y la más común es la prueba de heces.

Adicionalmente, es posible realizar un análisis microbiológico del vómito y de los alimentos que se consumen y que se sospecha son los causantes de la infección. Identificar las bacterias que causan la gastroenteritis ayuda a su médico a guiar el tratamiento, permitiéndole elegir el mejor antibiótico para matar las bacterias.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de la salmonelosis suele ser sintomático, ya que esta infección se cura espontáneamente en la mayoría de los casos, por lo que es importante controlar síntomas como la diarrea y la fiebre con medicamentos como ibuprofeno, paracetamol y antidiarreicos. Además, es importante evitar la deshidratación, por lo que una buena estrategia es reemplazar los líquidos con suero casero.

En el caso de personas con sistemas inmunitarios debilitados, niños pequeños, ancianos y, en casos complicados, puede ser necesaria la hospitalización y un tratamiento específico, incluido el uso de antibióticos como ciprofloxacina, ceftriaxona o azitromicina directamente en una vena. Supervisión médica.

Las principales complicaciones de la salmonelosis son la deshidratación y la septicemia, que pueden ser fatales si no se tratan adecuadamente.

Cómo prevenir la salmonelosis

Para evitar una posible infección por salmonela, es importante tener buenos hábitos de higiene, como lavarse bien las manos antes y después de cocinar carne cruda y huevos, por ejemplo. Además, se recomienda consumir alimentos bien cocidos y frescos.

Es importante no lavar la carne cruda antes de cocinarla, ya que esto puede propagar las posibles bacterias que se encuentran en la comida, por lo que debe cocinarse directamente. Además, evite lavar los huevos, ya que tienen una capa protectora que se quita durante el lavado para que el huevo quede expuesto a bacterias y otros microorganismos.

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