La espondilosis cervical, también conocida como artritis cervical, es un desgaste normal que ocurre entre las vértebras de la columna cervical en el área del cuello y causa síntomas como:
- Dolor en el cuello o cerca del hombro;
- Dolor que se irradia desde el hombro a las manos o los dedos;
- Debilidad en las manos;
- Sensación de rigidez en el cuello;
- Dolor de cabeza que aparece en el occipucio;
- Hormigueo que afecta a hombros y brazos.
Algunas personas con casos más graves de espondilosis pueden perder el movimiento de brazos y piernas y tener dificultad para caminar y una sensación de entumecimiento en los músculos de las piernas. A veces, asociado con estos síntomas, puede haber una sensación de urgencia para orinar o una incapacidad para retener la orina. En estos casos, es recomendable consultar a un ortopedista, ya que puede producirse un compromiso en la columna. Conozca los principales problemas de la columna que pueden causar este tipo de síntomas.
Cómo se confirma el diagnóstico
Es importante consultar a un ortopedista para confirmar el diagnóstico de espondilosis cervical. Generalmente, el médico comienza con una evaluación física para comprender cuáles son los síntomas y qué movimientos pueden hacer que empeoren.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, las pruebas de diagnóstico como radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas son necesarias para garantizar que no haya otros problemas que puedan causar los mismos tipos de síntomas.
Debido a que es necesario descartar otras enfermedades de la columna, el diagnóstico de espondilosis cervical puede tardar semanas o meses hasta que se detecta, sin embargo, el tratamiento puede iniciarse incluso antes de que se sepa que el diagnóstico alivia y mejora el dolor. de la persona.
¿Quiénes corren mayor riesgo de desarrollar espondilosis cervical?
La espondilosis cervical es más común en los ancianos debido a pequeños cambios que ocurren naturalmente en las articulaciones de la columna a lo largo de los años. Sin embargo, las personas que tienen sobrepeso, una mala postura o cuyo trabajo requiere movimientos repetitivos del cuello también pueden desarrollar espondilosis cervical.
Los principales cambios que ocurren en la columna incluyen:
- Discos deshidratados– Después de 40 años, los discos entre las vértebras de la columna vertebral se deshidratan más y se vuelven pequeños, lo que permite el contacto entre los huesos, lo que provoca dolor;
- Hernia discal: son cambios muy habituales no solo por la edad, sino también en personas que levantan mucho peso sin protegerse la espalda. En estos casos, la hernia puede ejercer presión sobre la médula espinal, provocando diferentes tipos de síntomas;
- Espuelas vertebrales: Con la degeneración ósea, el cuerpo puede acabar produciendo escasos, que son acumulaciones de hueso, que se producen para fortalecer la columna. Estos largueros también pueden terminar presionando la columna y varios nervios en la región espinal.
Además, los ligamentos de la columna también pierden su elasticidad, lo que provoca dificultad para mover el cuello, e incluso dolor u hormigueo.
Cómo se realiza el tratamiento
En la mayoría de los casos, el tratamiento de la espondilosis cervical comienza con el uso de analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares, que ayudan a aliviar el dolor y la rigidez en el cuello. Sin embargo, también se recomiendan sesiones de fisioterapia para ayudar a estirar y fortalecer la musculatura de la zona, mejorando notablemente los síntomas de forma natural.
Dependiendo de la gravedad de los síntomas, su médico puede incluso recomendar corticosteroides que se inyectan directamente en el área. En casos raros, en los que hay una mejoría de los síntomas, se puede recomendar una cirugía para corregir posibles cambios en las vértebras de la columna. Obtenga más información sobre la recuperación de este tipo de cirugía y la atención que necesita.