El trastorno de pánico es un trastorno psicológico en el que se producen ataques repentinos y frecuentes de miedo extremo y pánico, que provocan síntomas como sudores fríos y palpitaciones del corazón.
Estas crisis hacen que el individuo no tenga una vida normal, porque teme que estas crisis se repitan y por tanto evitar situaciones que las provocan. Por ejemplo, si la crisis se produjo en un ascensor, es habitual que una persona no quiera volver a utilizar el ascensor, ni en casa ni en el trabajo.
Principales síntomas
La duración de un ataque de trastorno de pánico depende de la gravedad, pero por lo general dura unos 10 minutos y puede ocurrir en cualquier momento, incluso cuando está dormido. Si cree que está sufriendo o ha tenido un ataque de pánico, elija sus síntomas:
- 1. Aumento de la frecuencia cardíaca o palpitaciones No Sí
- 2. Dificultad para respirar No Sí
- 3. Sentirse débil o inconsciente No Sí
- 4. Hormigueo en las manos No Si
- 5. Sensación de horror o peligro inminente No Sí
- 6. Sensación de calor y sudoración fría No Sí
- 7. Dolor en el pecho, con sensación de opresión No Sí
Es importante recordar que algunos síntomas pueden tardar horas en desaparecer y que los pacientes con este trastorno tienen la sensación de perder el control de sí mismos durante un ataque, viviendo con miedo a nuevos ataques. También tienden a evitar visitar lugares donde ya han tenido un ataque de pánico. Este trastorno es diagnosticado por un psiquiatra o psicólogo con una evaluación de los síntomas presentados.
¿Qué puede causar un ataque de pánico?
No existe una causa definida para el trastorno de pánico, pero parece ser una afección hereditaria que afecta principalmente a las mujeres y generalmente se manifiesta al final de la adolescencia y al principio de la edad adulta. Además, es común que algunas personas experimenten un ataque de pánico en la vida pero nunca más lo vuelvan a tener, por lo que no desarrollan el trastorno.
Cómo se realiza el tratamiento
En general, el síndrome de pánico se trata con terapia conductual y psicoterapia, que la realiza un psicólogo y ayudará no solo a controlar los síntomas, sino también a reducir gradualmente la cantidad de convulsiones. La psicoterapia permitirá a la persona aprender diferentes técnicas sobre cómo pensar y reaccionar ante situaciones peligrosas, lo que ayudará a reducir la ansiedad y el miedo, y así prevenir un nuevo ataque de pánico.
Su médico también puede recomendar un tratamiento con medicamentos que ayuden a calmar y controlar las convulsiones, como los antidepresivos y, en algunos casos, las benzodiazepinas, que solo deben tomarse bajo indicación médica.
También existen algunos remedios naturales o tés de valeriana, maracuyá o hierba de San Juan (hierba de San Juan) que se pueden utilizar de forma natural para complementar el tratamiento del síndrome de pánico.
Es importante recordar que la cura de este trastorno depende de su gravedad y de la adherencia del paciente al tratamiento. Hay personas que pueden curar o controlar más fácilmente los síntomas de esta afección. Vea con más detalle qué hacer durante un ataque de pánico.
Alimentos para controlar el estrés y la ansiedad
El tratamiento del síndrome de pánico se puede complementar con comida, porque beber zumo de naranja y maracuyá con levadura de cerveza a diario ayuda a calmar y equilibrar el sistema inmunológico, mejorando la respuesta del organismo al estrés y la ansiedad.
Además, una dieta rica en alimentos antioxidantes como tomates, fresas, repollo, brócoli, acai y granada, por ejemplo, ayuda a reducir los efectos negativos que el estrés excesivo, el nerviosismo y la ansiedad pueden tener en el organismo.
Trastorno de pánico durante el embarazo
Debido a los cambios hormonales y las preocupaciones con el bebé, es común que aumente la ansiedad durante el embarazo, lo que puede contribuir a los ataques de pánico, principalmente en mujeres que ya han tenido estos ataques antes.
Si no se trata, esta afección puede causar complicaciones durante el embarazo como:
- Mayor riesgo de preeclampsia;
- Parto prematuro;
- Mayor posibilidad de cesárea;
- Bajo peso al nacer;
- Disminución de los movimientos fetales.
El tratamiento de este trastorno durante el embarazo debe basarse principalmente en la psicoterapia, ya que el uso de fármacos puede afectar al desarrollo del feto. Sin embargo, en algunos casos, el uso de medicamentos es realmente necesario, pero deben tomarse en pequeñas dosis y ser recetados por un médico. También es importante que una mujer continúe el tratamiento después del nacimiento de su hijo, porque en esta etapa aumentan las posibilidades de un ataque de pánico.