Principales síntomas de deshidratación (leve, moderada y grave)

La deshidratación ocurre cuando hay poca agua disponible para que el cuerpo funcione correctamente, causando síntomas como dolor de cabeza intenso, fatiga, sed intensa, boca seca y baja producción de orina, por ejemplo.

Para que se produzca la deshidratación, se necesita perder más agua de la que se ingiere, y esto puede suceder por varias razones, como la exposición prolongada a altas temperaturas, el ejercicio intenso o el sufrimiento. de vómitos y diarrea persistentes.

La deshidratación es más común en niños y ancianos, pero suele ocurrir porque es común que no sientan sed con tanta frecuencia y terminen sin tomar suficiente agua durante el día. Por este motivo, es muy importante prestar atención a los signos de deshidratación en esta población.

Según el grado de deshidratación, los síntomas pueden variar:

1. Deshidratación leve

Los primeros síntomas de la deshidratación suelen ser:

  • Sensación constante de sed;
  • Disminución de la cantidad de orina.
  • Orina de color amarillo oscuro.

Estos síntomas pueden pasar desapercibidos fácilmente, especialmente en los ancianos, que tienen más dificultad para sentir sed, incluso cuando necesitan agua. Por eso, es muy importante beber agua siempre varias veces al día, sobre todo si estás enfermo o en verano.

Normalmente, este tipo de deshidratación es fácil de tratar, ya que se recomienda aumentar la ingesta de agua a lo largo del día.

2. Deshidratación moderada

Cuando la deshidratación continúa empeorando y no se administra ningún tipo de tratamiento, comienzan a aparecer otros síntomas, generalmente asociados a una deshidratación moderada como dolores musculares, calambres, pérdida del equilibrio, empeoramiento de la cefalea y náuseas.

En caso de deshidratación moderada, además de ofrecer más agua, se recomienda llevar a casa suero o solución oral para rehidratación, que se vende en farmacias, que además de agua ayuda a complementar el nivel de minerales.

3. Deshidratación severa

En los casos más graves, cuando hay una pérdida de más del 10 al 15% de agua corporal, los síntomas empeoran y puede haber:

  • Ausencia de sudor;
  • Piel y labios secos;
  • Latidos cardíacos lentos;
  • Presencia de ojeras;
  • Fiebre baja y persistente.

En personas más sensibles, como niños y ancianos, puede haber períodos de delirio y desmayos.

En estos casos, el tratamiento generalmente debe realizarse en un hospital administrando el suero directamente en una vena y debe iniciarse lo antes posible para evitar complicaciones graves.

Cómo reconocer la deshidratación en un bebé

En un bebé, puede ser más difícil identificar una situación de deshidratación, por lo que los padres deben estar atentos a signos como:

  • Llora sin lágrimas;
  • Irritabilidad leve
  • Somnolencia excesiva;
  • Orina de pañal ligera, micción menos de 5 veces al día y con un olor muy fuerte;
  • Arriba más suave de lo habitual al palpar.

En los niños un poco mayores, puede haber dificultad para concentrarse y aprender en la escuela y un ligero deseo de jugar. Aprenda a rehidratar a su bebé y sepa cuándo visitar a su pediatra.

Cómo confirmar la deshidratación

El diagnóstico de deshidratación lo realiza el médico y se puede realizar observando los síntomas mostrados por el individuo.

Además, la deshidratación se puede confirmar cuando el pliegue de la piel en la parte posterior del brazo se aprieta ligeramente y vuelve lentamente a su posición original, y para confirmar la gravedad de la deshidratación, su médico puede ordenar un análisis de sangre y orina.

Tratamiento de deshidratación

El tratamiento de la deshidratación depende de la edad del paciente, pero en adultos y niños es fundamental ingerir unos 2 litros de líquido al día, y la rehidratación debe realizarse mediante la ingestión de agua, tés, jugos de frutas, leche y sopa. También es importante comer verduras frescas como tomates, frutas como sandía, queso fresco y yogur, por ejemplo. En caso de que el paciente tenga dificultad para tragar, debe hidratarse ofreciéndole gelatina, por ejemplo.

La hidratación también se puede lograr mediante la ingestión de suero casero o en un entorno hospitalario utilizando suero administrado directamente en una vena.

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