El sangrado puede ser causado por una variedad de factores que deben identificarse más adelante, sin embargo, es vital controlarlo para garantizar el bienestar inmediato de la víctima hasta que llegue la atención médica de emergencia profesional.
En caso de hemorragia externa, es importante evitar una pérdida excesiva de sangre; Para ello se recomienda hacer un torniquete y cuando esto no sea posible, colocar un paño limpio sobre la lesión y presionar hasta que llegue ayuda médica al sitio. Por otro lado, en caso de hemorragia interna, es importante realizar una ambulancia para evitar el deterioro del cuadro clínico de la persona.
Primeros auxilios para sangrar
Lo primero que hay que hacer es comprobar el tipo de sangrado, ya sea interno o externo, y así iniciar los primeros auxilios. Vea a continuación cómo identificar cada tipo de sangrado y qué hacer con cada tipo a continuación:
1. Sangrado interno
En caso de hemorragia interna, en la que la sangre no es visible pero existen algunos síntomas sugestivos, como sed, pulso progresivamente más rápido y cambios de conciencia, se recomienda:
- Verifique el estado de conciencia de la persona, cálmela y manténgala despierta;
- Quítese la ropa en su cara;
- Mantenga a la víctima abrigada, ya que es normal sentir frío y escalofríos en caso de hemorragia;
- Coloque la cara en una posición lateral de seguridad.
Después de estas vistas, se recomienda pedir ayuda médica y permanecer con la persona hasta que reciba ayuda. También se recomienda no dar de comer ni beber a la víctima, ya que podría ahogarse o vomitar.
2. Sangrado externo
En estos casos, es importante identificar la zona sangrante, ponerse guantes, pedir ayuda médica e iniciar el procedimiento de primeros auxilios:
- Acuéstese boca abajo y aplique un apósito estéril o un paño limpio en el área sangrante, presionando;
- En caso de que la tela esté llena de sangre, se recomienda poner más telas y no sacar la primera;
- Presione la herida durante al menos 10 minutos.
Además, está indicado un torniquete para reducir el flujo sanguíneo al área de la herida, reduciendo así el sangrado. Un torniquete puede estar hecho de goma o improvisado con un paño, por ejemplo; Esto debe colocarse unos centímetros por encima de la lesión.
Además, si la lesión se encuentra en el brazo o la pierna, se recomienda mantener la extremidad elevada para reducir el sangrado. Si se encuentra en el abdomen y no es posible hacer un torniquete, se recomienda colocar un paño limpio sobre la lesión y aplicar presión.
Es importante no retirar el objeto que se pueda introducir en la zona sangrante y, además, no se recomienda lavar la herida ni darle a la persona algo de comer o beber.