Pies secos y agrietados: principales causas y como eliminarlos

Los pies secos y agrietados suelen ocurrir cuando la piel no está adecuadamente hidratada, cuando se usan zapatos inapropiados o cuando se camina descalzo durante mucho tiempo, y pueden causar otras molestias como picazón o ardor.

Para evitar que los pies se sequen y creen grietas, es importante aplicar una crema en esta zona al menos una vez al día, esto ayudará a mantener la piel suave y sedosa, sin embargo, existen otras técnicas que se pueden aplicar como el remojo. los pies. en agua tibia y quitar el exceso de piel con papel de lija, por ejemplo.

Razones principales

La principal razón de los pies agrietados es la falta de hidratación, lo que hace que la piel sea menos elástica y se seque más fácilmente. Sin embargo, existen algunos factores que contribuyen a la falta de hidratación como:

  • Camine descalzo durante mucho tiempo;
  • Uso frecuente de sandalias, pantuflas o zapatos que no sean cómodos;
  • Sobre el peso ideal;
  • Báñese con agua muy caliente.

Además, quienes no beben la cantidad requerida de agua durante el día también tienen la piel más seca y, por lo tanto, tienen más probabilidades de secarse los pies. Vea cuánta agua necesita beber durante el día.

Ritual para pies secos y agrietados

Este ritual para el tratamiento de los pies agrietados debe realizarse al menos dos veces por semana o todos los días, en períodos en los que los pies están muy secos.

1. Remoje sus pies en agua tibia e hidrátese

El primer paso es remojar los pies en agua tibia para suavizar la piel y abrir los poros, lo que permitirá que la crema hidratante sea bien absorbida por todas las capas de la piel.

Para hacer esto debes:

  1. Pon un poco de agua caliente en un balde a una altura de 8 a 19 cm, o una altura que permita sumergir todo el pie en el agua;
  2. Agrega de 1 a 2 cucharadas de humectante., dependiendo de la cantidad de agua;
  3. Mezclar bien la nata en el agua, para que se disuelva por completo;
  4. Remoje sus pies durante 5 a 10 minutos, para asegurar que la piel permanezca suave y la crema se absorba.

Lo ideal es que el remojo no se haga con agua muy caliente o sin una crema hidratante, ya que abrirá y dañará los poros, dejando la piel más seca.

2. Seque sus pies correctamente

Después de remojar los pies en agua tibia, es muy importante secar bien la piel para evitar el crecimiento de hongos, especialmente entre los dedos. Sin embargo, se debe evitar frotar el paño sobre la piel, ya que esta acción deja la piel más irritada y contribuye a agravar la sequedad.

Por eso, lo ideal es secar la piel con ligeros movimientos de presión para eliminar el exceso de agua, y luego dejar los pies al aire libre durante 2 minutos, para que se sequen por completo.

3. Retire el exceso de piel con una lima.

Este paso del ritual es opcional y generalmente solo debe realizarse cuando no hay más grietas, pero la piel aún está gruesa y seca. En estos casos, después de secar el pie con un paño, pero antes de dejarlo secar al aire libre, utiliza papel de lija o piedra pómez, por ejemplo, para hacer suaves movimientos en el talón y eliminar el exceso de piel muerta. .

Esta técnica se puede realizar en otras zonas más secas del pie, como el lateral del dedo. Luego, se puede volver a remojar el pie en agua tibia o quitar la piel desgarrada con una toalla.

4. Aplicar crema hidratante

Cuando el pie esté completamente seco, se debe aplicar un poco de crema hidratante para cerrar los poros y completar la hidratación de la piel. De hecho, esta crema, independientemente de si se realiza o no el ritual, se puede aplicar una vez al día después del baño o antes de acostarse.

Cuanto más espesa es la crema, mayor es el grado de hidratación, pero la elección se puede hacer según las preferencias de cada persona.

Después de aplicar la crema, se debe usar un calcetín para asegurarse de que no se quite con el calzado y sea completamente absorbido por la piel. Además, el calcetín ayuda a evitar que el pie resbale, evitando posibles caídas. Una buena opción es hacer el ritual a la hora de acostarse, para que los calcetines se guarden durante varias horas y sin presionar el zapato.

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