La misofonía es una condición en la que una persona reacciona de manera fuerte y negativa a pequeños sonidos que la mayoría de las personas no notan o a los que no prestan atención, como el sonido de masticar, toser, mascar chicle o simplemente cuando una persona hace ruido para eliminar la flema. garganta.
Estos sonidos pueden hacer que una persona se sienta incómoda, ansiosa y quiera huir de la persona que emite el sonido, incluso durante las actividades diarias normales. Aunque la persona logra reconocer que hay cierta repulsión a estos sonidos, generalmente no puede evitar sentirse así, haciendo que el síndrome parezca una fobia.
Estos síntomas suelen empezar a aparecer en la infancia, alrededor de los 9 y 13 años de edad, y continúan hasta la edad adulta, sin embargo, la terapia psicológica puede ser una técnica capaz de ayudar a una persona a tolerar mejor determinados sonidos.
Cómo identificar el síndrome
Aunque todavía no existe una prueba que pueda diagnosticar la misofonía, algunos de los signos más comunes de las personas con esta afección aparecen después de un determinado sonido e incluyen:
- Agitación;
- Huye de donde se escuche el sonido;
- Evite algunas actividades debido a pequeños ruidos como no comer afuera para no tener que escuchar a las personas masticando;
- Reaccionar excesivamente al ruido simple;
- Ofensivamente requiere que el ruido se detenga.
Este tipo de comportamiento puede dificultar la conexión con los seres queridos, ya que no se pueden evitar sonidos como toser o estornudar y por lo tanto, una persona con misofonía puede comenzar a evitar estar con familiares o amigos que hacen estos sonidos con más frecuencia. .
Además, aunque es menos común, pueden aparecer síntomas físicos como palpitaciones, dolores de cabeza, problemas de estómago o dolor de mandíbula.
Sonidos importantes que causan misofonía
Algunos de los sonidos más comunes que causan sentimientos negativos asociados con la misofonía son:
- Sonidos provocados por la boca: beber, masticar, eructar, besar, bostezar o cepillarse los dientes;
- Sonidos respiratorios: ronquidos, estornudos o respiración ruidosa;
- Sonidos relacionados con la voz: susurros, voz áspera o uso repetido de palabras;
- Sonidos ambientales: sonido de botones, TV encendida, sonido de cambio de libro o ruido de reloj en marcha;
- Sonidos de animal: Perro ladrando, pájaros voladores o animales beben agua o comen.
Algunas personas tienen síntomas solo cuando escuchan uno de estos sonidos, mientras que otras pueden tener dificultades para tolerar más de un sonido, por lo que existe una lista interminable de sonidos que pueden causar misofonía.
Cómo se realiza el tratamiento
Todavía no existe un tratamiento específico para la misofonía, por lo que aún no existe una cura para la afección. Sin embargo, existen algunas terapias que pueden ayudar a una persona a tolerar los sonidos con mayor facilidad, evitando cambios bruscos en las actividades diarias, estas son:
1. Terapia de entrenamiento para la misofonía
Este es un tipo de terapia realizada por un psicólogo, con el que ha experimentado en personas con misofonía. Esta formación consiste en ayudar a la persona a pensar y concentrarse en un sonido agradable, evitando centrar su atención en el sonido desagradable que le rodea.
Así, en la primera etapa, se puede animar a la persona a escuchar música durante las comidas o en otras situaciones que generalmente provocan una reacción misofónica, intentando concentrarse en la música y evitando pensar en el sonido desagradable. Con el tiempo, esta técnica se adapta hasta que se quita la música y la persona no puede enfocar su atención en el sonido que causó la misofonía.
2. Terapia psicológica
En algunos casos, la sensación desagradable causada por un sonido específico puede estar relacionada con una experiencia negativa en el pasado de una persona. En estos casos, la terapia psicológica puede ser una gran herramienta para intentar comprender el origen de este síndrome y solucionar el problema o al menos reducir la reacción a los sonidos desagradables.
3. Uso de dispositivos de protección auditiva
El uso de dispositivos de protección auditiva debe ser la última técnica que se utilice en el tratamiento de la misofonía, ya que puede afectar la capacidad de un individuo para socializar. Por esta razón, este tipo de dispositivos solo deben usarse en casos extremos, después de que la persona haya probado todas las demás formas de tratamiento sin éxito.
Siempre que se utilicen estos dispositivos se deben realizar sesiones psicoterapéuticas además del tratamiento, trabajando así todo lo que pueda afectar al individuo y provocar esta afección, para reducir la dependencia de este tipo de dispositivos.
4. Otras terapias
Además de lo anterior, en algunos casos el psicólogo puede sugerir otras técnicas de relajación que pueden ayudarlo a adaptarse mejor a los sonidos desagradables. Estas técnicas incluyen hipnosis, neuro-biorretroalimentación, meditación o conciencia, por ejemplo, que se pueden utilizar de forma aislada o junto con las técnicas antes mencionadas.