La leishmaniasis o leishmaniasis es una enfermedad parasitaria relativamente común en los países tropicales, que afecta principalmente a los perros, pero puede transmitirse a los humanos a través de la picadura de pequeños insectos conocidos como moscas de arena. Para ello, basta con que el insecto muerda a un perro enfermo antes de que pique a un humano para que se transmita la enfermedad.
Existen varias formas de leishmaniasis, pero las dos más comunes son:
- Leishmaniasis cutánea: es la forma más común y afecta la piel, provocando un pequeño bulto o herida en la zona de la picadura;
- Leishmaniasis visceral– Afecta los órganos internos y provoca síntomas más sistémicos, como fiebre, dolor glandular, adelgazamiento y manchas en la piel.
Algunas formas de leishmaniasis no requieren un tratamiento específico y terminan desapareciendo a los pocos meses; sin embargo, siempre es recomendable consultar a un médico, ya que el tratamiento con antiparasitarios ayuda a acelerar la recuperación, evitando ciertas complicaciones, como hemorragias, infecciones más graves y cicatrices.
Principales síntomas
Los síntomas de la leishmaniasis varían según la forma de la enfermedad, incluidos los siguientes:
1. Leishmaniasis cutánea
En muchos casos, la leishmaniasis cutánea es una infección silenciosa, lo que significa que no suele provocar ningún síntoma, desapareciendo sin que la persona sepa que existe.
Sin embargo, cuando presenta síntomas, el signo principal es la aparición de un pequeño bulto en la zona de la picadura, que al cabo de unas semanas o meses se convierte en una gran herida redondeada. Junto con estos cambios, puede haber dolor en el área afectada e inflamación de los ganglios linfáticos cercanos al área.
2. Leishmaniasis visceral
Casi todos los casos de leishmaniasis visceral comienzan con fiebre superior a 38ºC que dura varias semanas. Durante este tiempo, la fiebre cede hasta que desaparece, pero pronto regresa. Otros síntomas incluyen:
- Hinchazón del abdomen, aproximadamente 2 semanas después del inicio de la fiebre;
- Glándulas doloridas
- Pérdida de peso y debilidad excesiva;
- Manchas oscuras en la piel;
- Puede haber diarrea.
Cuando este tipo de enfermedad está más avanzado, se puede desarrollar una anemia grave que puede provocar problemas cardíacos, así como sangrado por la nariz, los ojos y las heces. Si no se trata, las enfermedades potencialmente mortales como la neumonía, el sarampión o la tuberculosis son comunes.
Vea cómo se trata la leishmaniasis visceral para evitar complicaciones.
Que hacer en caso de duda
Cuando sospecha que tiene leishmaniasis, es muy importante ir al hospital de inmediato para hacerse análisis de sangre para confirmar si la enfermedad está presente en el cuerpo.
En general, la leishmaniasis cutánea puede diagnosticarse incluso sin pruebas, ya que la aparición de llagas tras una picadura es suficiente para confirmar la enfermedad. Por otro lado, en el caso de la leishmaniasis visceral, los síntomas pueden ser similares a los de otras enfermedades infecciosas, por lo que pueden ser necesarios análisis de sangre específicos y, en algunos casos, biopsia de bazo o médula ósea. tratamiento.
Transmisión y como protegerse
La transmisión de la leishmaniasis a los seres humanos se produce únicamente por la picadura de un insecto infectado. De esta forma, la única forma de protegerse de la enfermedad es evitar las picaduras de mosquitos tomando las siguientes precauciones:
- Use mosquiteros o cortinas repelentes en ventanas y puertas de la casa;
- Aplique repelente en la piel o use insecticidas en aerosol con frecuencia:
- Poner collares para mascotas insecticidas y vacunarlas;
- Evite nadar en ríos o lagos cercanos a bosques.
Además, debido a que el insecto que facilita la transmisión se reproduce en materia orgánica, es muy importante evitar la deposición de basura y desechos orgánicos en la casa y en lugares cercanos a la casa.
Este cuidado, además de proteger frente a la leishmaniasis, también protege frente a otras enfermedades provocadas por picaduras de insectos como el dengue, zika o chikungunya, por ejemplo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la leishmaniasis puede variar según la forma que se presente. En los casos de leishmaniasis cutánea, puede que no sea necesario un tratamiento específico, ya que los cambios cutáneos tienden a desaparecer por sí solos. Sin embargo, el uso de un medicamento antiparasitario como la anfotericina B, recetado por su médico, puede acelerar su recuperación.
En el caso de la leishmaniasis visceral, el tratamiento casi siempre es necesario y se realiza con anfotericina B o antimonio pentavalente, que son los fármacos de primera línea contra la infección, que, sin embargo, pueden provocar más efectos secundarios.