El monóxido de carbono es un tipo de gas altamente tóxico que no tiene olor, color ni sabor. Estas características hacen que sea particularmente difícil de identificar cuando están presentes en el ambiente, y pueden causar intoxicaciones graves y silenciosas cuando un individuo se expone a altas concentraciones durante largos períodos de tiempo, poniendo en peligro su vida.
La intoxicación por monóxido de carbono es más común durante el invierno porque este gas se produce al quemar combustibles como el petróleo, el gas, la madera o el carbón, que se utilizan durante el invierno en chimeneas o calentadores para calentar la casa.
Por este motivo, es importante tomar algunas medidas preventivas para prevenir este tipo de intoxicaciones, así como conocer cuáles son los signos y síntomas que pueden presentarse cuando ocurre una intoxicación por monóxido de carbono con el fin de identificarlos temprano y comenzar el tratamiento adecuado.
Principales síntomas
Algunos de los signos y síntomas más comunes que pueden ocurrir con la intoxicación por monóxido de carbono incluyen:
- Dolor de cabeza que empeora gradualmente;
- Sintiéndose mareado;
- Malestar general;
- Fatiga y confusión;
- Leve dificultad para respirar
Los síntomas tienden a ser más intensos en las personas que están más cerca de la fuente que genera el monóxido de carbono. Además, cuanto más se inhale el gas, más intensos serán los síntomas y, después de aproximadamente 2 horas, la persona expuesta puede perder el conocimiento y desmayarse.
Incluso cuando hay una baja concentración de monóxido de carbono en el aire, la exposición prolongada puede causar síntomas como dificultad para concentrarse, cambios de humor y pérdida de coordinación.
Cómo el monóxido de carbono afecta la salud
Cuando se inhala el monóxido de carbono, viaja a los pulmones y luego se disuelve en el torrente sanguíneo donde se mezcla con la hemoglobina, un componente importante de la sangre responsable de transportar oxígeno a varios órganos y tejidos del cuerpo.
Cuando esto sucede, se forma una molécula de proteína llamada carboxihemoglobina, que impide el transporte de oxígeno desde los pulmones a los órganos, lo que eventualmente afecta el funcionamiento de todo el organismo e incluso puede causar daño cerebral permanente si la situación persiste.
Cuando la intoxicación es muy prolongada o intensa, esta falta de oxígeno puede ser fatal, provocando la muerte del individuo.
Qué hacer en caso de intoxicación.
Siempre que se sospeche una intoxicación por monóxido de carbono, es importante:
- Abre las ventanas en su lugar para permitir que el oxígeno entre y ventile;
- Apague el aparato que puede producir monóxido de carbono;
- Acuéstate con las piernas levantadas por encima del nivel del corazón, para facilitar la circulación al cerebro;
- Ir al hospital para que realicen una evaluación más detallada que permita saber si es necesario realizar un tratamiento más específico.
Si la persona está inconsciente y no respira, se debe iniciar la reanimación cardíaca. Vea cómo realizar la RCP.
Una evaluación hospitalaria generalmente se realiza con un análisis de sangre que evalúa el porcentaje de carboxihemoglobina en la sangre. Los valores superiores al 30% generalmente indican una intoxicación grave y, en estos casos, el individuo debe ser hospitalizado para la oxigenación hasta que los niveles de carboxihemoglobina estén por debajo del 10%.
Cómo prevenir la intoxicación por monóxido de carbono
Aunque este gas es difícil de identificar porque no tiene olor, color ni sabor, existen algunos consejos que pueden prevenir el envenenamiento, que incluyen:
- Instale un detector de monóxido de carbono dentro de la casa;
- Mantenga fuera de la casa los aparatos de calefacción que utilizan gas, madera o aceite;
- Evite el uso de calentadores de gas en las instalaciones;
- Mantenga siempre la ventana ligeramente abierta cuando utilice un calentador de gas en interiores;
- Abra siempre la puerta del garaje antes de arrancar el automóvil.
El riesgo de intoxicación por monóxido de carbono es mayor en bebés, niños y ancianos, pero le puede pasar a cualquier persona, incluido el feto, en el caso de una mujer embarazada, ya que las células fetales absorben el monóxido de carbono más rápido que los adultos.