Insuficiencia respiratoria: que es, tipos, síntomas y tratamiento

La insuficiencia respiratoria es un síndrome en el que los pulmones tienen dificultades para intercambiar gases, no pueden oxigenar adecuadamente la sangre o no pueden eliminar el exceso de dióxido de carbono, o ambos.

Cuando esto sucede, la persona puede desarrollar síntomas como falta de aire severa, color azulado en los dedos y fatiga excesiva.

Hay dos tipos principales de insuficiencia respiratoria:

  • Insuficiencia respiratoria grave: Ocurre repentinamente debido a una obstrucción de las vías respiratorias, accidentes de tráfico, abuso de drogas o derrames cerebrales, por ejemplo.

  • Insuficiencia respiratoria crónica: se produce con el tiempo debido a otras enfermedades crónicas, como la EPOC, que impide las actividades diarias, como subir escaleras sin sentir falta de aire.

La insuficiencia respiratoria se puede curar cuando el tratamiento se inicia inmediatamente en un hospital, por lo que es importante acudir al hospital cuando aparezcan los primeros signos de dificultad para respirar. Además, en pacientes crónicos, la insuficiencia respiratoria se puede evitar tratando la enfermedad desde el principio.

Síntomas principales

Los síntomas de insuficiencia respiratoria pueden variar según la causa, así como el nivel de oxígeno y dióxido de carbono en el cuerpo. Sin embargo, los más comunes incluyen:

  • Sensación de falta de aire

  • Piel, labios y uñas azulados;

  • Respiración rápida;

  • Confusión mental;

  • Fatiga y somnolencia excesivas;

  • Ritmo cardíaco irregular

Estos síntomas pueden presentarse de forma lenta, en el caso de insuficiencia respiratoria crónica, o intensamente de un momento a otro, en el caso de una situación aguda.

En cualquier caso, siempre que se encuentren alteraciones a nivel respiratorio, es muy importante acudir al hospital o consultar a un neumólogo para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado.

Cómo se hace el diagnóstico

El diagnóstico de insuficiencia respiratoria generalmente lo realiza un médico de cabecera o un neumólogo, aunque también puede hacerlo un cardiólogo cuando se produce como consecuencia de un trastorno cardíaco.

En la mayoría de los casos, este diagnóstico solo se puede hacer mediante la evaluación de los síntomas, el historial médico y el seguimiento de los signos vitales de una persona; además, se puede gasear una muestra de sangre para evaluar la cantidad de oxígeno y carbono. dióxido.

Cuando no hay una causa obvia para la falla, su médico puede ordenar una radiografía de tórax para identificar si hay algún problema pulmonar que pueda estar causando el trastorno.

Posibles causas de insuficiencia respiratoria.

Cualquier enfermedad o afección que afecte directa o indirectamente a los pulmones puede provocar insuficiencia respiratoria. Algunas de las razones más comunes incluyen:

  • Distrofia muscular u otros trastornos que afecten a los nervios de los músculos respiratorios;

  • Uso de drogas, especialmente en caso de sobredosis;

  • Enfermedades pulmonares como EPOC, asma, neumonía o accidente cerebrovascular;

  • Inhalación de humo u otros agentes irritantes.

Asimismo, algunos problemas cardíacos, como la insuficiencia cardíaca, pueden tener como seguimiento una insuficiencia respiratoria, principalmente cuando el tratamiento no se realiza de forma adecuada.

Tratamiento para insuficiencia respiratoria

El tratamiento para la insuficiencia respiratoria aguda debe realizarse lo antes posible en un hospital y, por lo tanto, es importante acudir de inmediato o llamar a una ambulancia al número de emergencia siempre que aparezcan signos de dificultad para respirar.

Para el tratamiento de la insuficiencia respiratoria es necesario estabilizar al paciente, suministrarle oxígeno con una mascarilla y vigilar sus constantes vitales y, según la causa de los síntomas, iniciar un tratamiento específico.

Sin embargo, en los casos de insuficiencia respiratoria crónica, se debe dar tratamiento diario con medicación para tratar el problema de origen, que puede ser la EPOC, por ejemplo, y para evitar síntomas como la disnea que pone en riesgo. La vida del paciente.

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