Un hemograma completo es un análisis de sangre que evalúa las células que componen la sangre, como los leucocitos, conocidos como glóbulos blancos; glóbulos rojos, también llamados glóbulos rojos o eritrocitos; plaquetas.
La parte del hemograma que corresponde al análisis de glóbulos rojos se llama eritrograma, que además de indicar la cantidad de glóbulos, también informa de la calidad de los glóbulos rojos, mostrando si son del tamaño correcto o del correcto. cantidad de hemoglobina en su interior, que es una herramienta esencial en el diagnóstico de anemia. Esta información es proporcionada por los índices hematométricos que son HCM, VCM, CHCM y ADE.
No es necesario ayunar para su recolección, pero se recomienda no realizar actividad física 24 horas antes de la prueba y no tomar bebidas alcohólicas 48 horas antes de la prueba, ya que pueden cambiar el resultado.
Para qué sirve
El hemograma se usa para diagnosticar y monitorear la evolución de enfermedades que causan cambios en la sangre como:
- Anemia;
- Trastornos de la médula ósea;
- Infecciones bacterianas, fúngicas o virales;
- Procesos inflamatorios;
- Cáncer, especialmente leucemia o linfoma;
- Cambios en las plaquetas como su aumento (trombocitosis) o disminución (trombocitopenia);
- Acompañar situaciones que puedan poner en peligro la función de la médula ósea, como durante la quimioterapia.
Además, el hemograma es útil para controlar enfermedades crónicas que pueden conducir a anemia como insuficiencia renal, artritis reumatoide, insuficiencia cardíaca o enfermedad pulmonar, por ejemplo.
Como se realiza
La prueba se realiza de forma automatizada con la ayuda de un equipo de citometría de flujo, que tiene la función de contar, evaluar y clasificar los glóbulos según varios criterios establecidos.
Pero a pesar de que el resultado lo proporciona el equipo, es necesario realizar un análisis microscópico, llamado frotis de sangre, realizado por un experto calificado para análisis clínicos. El recuento diferencial consiste en la diferenciación de leucocitos y la visualización de estructuras presentes en glóbulos rojos o leucocitos. Además, el recuento microscópico permite identificar las células inmaduras y, por tanto, puede ayudar a diagnosticar la leucemia, por ejemplo.
Cómo interpretar un hemograma
Para interpretar el hemograma, el médico debe monitorear los resultados y confirmar si los valores son normales, altos o bajos, además de vincularlos a los posibles síntomas presentados por la persona y al resultado de otras pruebas que pudieran haber sido solicitadas. Algunas situaciones que se pueden notar en el análisis de sangre son:
1. Glóbulos rojos, glóbulos rojos o eritrocitos
Un eritrograma es parte de un hemograma que analiza las características de los glóbulos rojos.
Representa el porcentaje del volumen ocupado por los glóbulos rojos en el volumen total de sangre en la muestra. |
Elevado: Deshidratación, policitemia y shock; Bajo: Anemia, pérdida excesiva de sangre, enfermedad renal, deficiencia de hierro y proteínas y sepsis. |
Es uno de los componentes de los glóbulos rojos y se encarga de transportar oxígeno. |
Elevado: Policitemia, insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar y gran altitud; Cálmate: Embarazo, anemia, deficiencia de hierro, cáncer, desnutrición, enfermedad renal, enfermedad hepática y lupus. |
Además de la cantidad de glóbulos rojos, el hemograma debe analizarse por sus características morfológicas, ya que también pueden indicar enfermedad. Esta evaluación se realiza utilizando los siguientes índices hematométricos:
- VCM o volumen corpuscular medio: Mide el tamaño de los glóbulos rojos, que pueden aumentar en algunos tipos de anemia debido a deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico, alcoholismo o cambios en la médula ósea. Si se reduce, puede indicar anemia ferropénica o una predisposición genética como la talasemia, por ejemplo. Obtenga más información sobre la violencia contra la mujer;
- HCM o hemoglobina corpuscular intermedia: indica la concentración total de hemoglobina analizando el tamaño y el color de los glóbulos rojos. Obtenga más información sobre HCM;
- MCHC o concentración media de hemoglobina corpuscular: muestra la concentración de hemoglobina en los glóbulos rojos, que normalmente se reduce en la anemia, esta situación se llama hipocromía;
- Ancho de distribución de glóbulos rojos o RDW (RDW): es un índice que muestra el porcentaje de variación de tamaño entre los glóbulos rojos en una muestra de sangre, por lo que si hay glóbulos rojos de diferentes tamaños en la muestra, la prueba puede cambiar, lo que puede ser una pista para identificar el inicio de la deficiencia. . anemia por hierro o vitamina, por ejemplo, y sus valores de referencia se encuentran entre el 10 y el 15%. Obtenga más información sobre RDW.
Obtenga más información sobre los valores normales de recuento sanguíneo.
2. Glóbulos blancos (leucocitos)
Un leucograma es una prueba importante que ayuda a confirmar la inmunidad de una persona y cómo el cuerpo puede reaccionar ante diversas situaciones, como infecciones y procesos inflamatorios, por ejemplo. Cuando la concentración de leucocitos es alta se llama leucocitosis, y cuando es baja se llama leucopenia. Vea qué son los leucocitos y sus valores normales.
Elevado: Infecciones, inflamación, cáncer, trauma, estrés, diabetes o gota. Bajo: Deficiencia de vitamina B12, anemia de células falciformes, uso de esteroides, púrpura posoperatoria o trombocitopénica. |
Elevado: Alergia, parasitosis, anemia perniciosa, colitis ulcerosa o enfermedad de Hodgkin. Bajo: Uso de betabloqueantes, corticosteroides, estrés, infección bacteriana o viral. |
Elevado: Después de la extirpación del bazo, leucemia mieloide crónica, policitemia, sarampión o enfermedad de Hodgkin. Bajo: Hipertiroidismo, infecciones agudas, embarazo o shock anafiláctico. |
Elevado: Mononucleosis infecciosa, paperas, sarampión e infecciones agudas. Bajo: Infección o desnutrición. |
Elevado: Leucemia mielomonocítica, enfermedad por almacenamiento de lípidos, infección por protozoos o colitis ulcerosa crónica. Bajo: Anemia aplásica. |
3. Plaquetas
Las plaquetas son fragmentos de células muy importantes porque son las encargadas de iniciar el proceso de coagulación. El recuento normal de plaquetas debe estar entre 150.000 y 450.000 / mm³ de sangre.
Las plaquetas altas pueden causar coágulos sanguíneos y trombos, aumentando el riesgo de trombosis o embolia pulmonar y, a la inversa, cuando están bajas, pueden aumentar el riesgo de hemorragia. Descubra las causas y qué hacer en caso de plaquetas bajas.