La gripe española fue una enfermedad provocada por una mutación en el virus de la gripe que mató a más de 50 millones de personas y afectó a toda la población mundial entre 1918 y 1920, durante la Primera Guerra Mundial.
Inicialmente, la gripe española solo apareció en Estados Unidos, pero a los pocos meses se extendió por Europa y el resto del mundo, afectando a India, Sudeste Asiático, Japón, China, Centroamérica y Sudamérica.
La gripe española no tiene cura, la enfermedad desapareció a finales de 1919 y principios de 1920, y desde entonces no se han reportado más casos.
Principales síntomas
El virus de la gripe española tiene la capacidad de afectar diferentes sistemas corporales, es decir, puede provocar síntomas al tocar los sistemas respiratorio, nervioso, digestivo, renal o circulatorio. Así, los principales síntomas de la gripe española incluyen:
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Dolor muscular y articular;
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Dolor de cabeza intenso;
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Insomnio;
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Fiebre superior a 38º;
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Fatiga excesiva;
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Respiración dificultosa;
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Sensación de falta de aire
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Inflamación de laringe, faringe, tráquea y bronquios;
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Neumonía;
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Dolor abdominal;
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Aumento o disminución de la frecuencia cardíaca;
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Proteinuria, que es un aumento en la concentración de proteínas en la orina;
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Nefritis.
A las pocas horas de los síntomas, los pacientes con gripe española pueden tener manchas marrones en la cara, piel azulada, tos con sangre y sangrado por la nariz y los oídos.
Causa y forma de transmisión de la gripe española
La gripe española fue causada por una mutación aleatoria en el virus de la gripe H1N1, que se transmitía fácilmente de persona a persona a través del contacto, la tos y el aire, debido a los deficientes sistemas de salud en varios países y al sufrimiento de las secuelas de la guerra.
Cómo se realizó el tratamiento
No se ha encontrado ningún tratamiento para la gripe española. En ese momento solo se recomendó reposo, así como una nutrición e hidratación adecuadas, y varios pacientes se curaron, dependiendo de su sistema inmunológico.
Debido a que no existía una vacuna contra el virus en ese momento, el tratamiento se administraba para aliviar los síntomas y generalmente era recetado por un médico, aspirina, un medicamento antiinflamatorio que se usa para aliviar el dolor y reducir la fiebre. Vea más sobre este medicamento.
Una mutación común en el virus de la influenza de 1918 es similar a la que se observa en los casos de influenza aviar (H5N1) o influenza porcina (H1N1). En estos casos, debido a que no fue fácil identificar el microorganismo causante de la enfermedad, no fue posible encontrar un tratamiento efectivo, convirtiéndola en una enfermedad fatal para la mayoría de las personas que la padecían.
Prevención de la gripe española
Para evitar la transmisión del virus de la gripe española, es recomendable evitar los lugares públicos abarrotados, como teatros o escuelas, por lo que algunas ciudades han sido abandonadas.
Hoy en día, la mejor manera de prevenir la gripe es mediante la vacunación anual, ya que los virus sufren mutaciones aleatorias de un año al siguiente para sobrevivir. Además de la vacuna, hay antibióticos que aparecieron en 1928 y que un médico puede recetar para prevenir la aparición de infecciones bacterianas después de la gripe.
Además de esto, cuando hay un brote de gripe o gripe, es importante evitar los ambientes cerrados y congestionados, evitando así la transmisión del virus a otras personas.