El síndrome de piernas cortas, científicamente llamado dismetría de miembros inferiores, es una condición en la que una pierna es más corta que la otra y la diferencia entre ellas puede variar entre menos de 1 cm o hasta unos pocos centímetros. Cuanto mayor sea la diferencia entre las longitudes de las piernas, mayor será la incomodidad del rostro, ya que eventualmente dificultará el movimiento.
El tramo corto se puede clasificar como verdadero o falso. Una pierna verdaderamente corta ocurre cuando los huesos de la pierna son realmente más cortos; Por otro lado, se llama pierna corta falsa cuando la longitud de los huesos de la pierna es igual pero hay una caída en la cadera.
Es posible curar una pierna corta, dejando ambas del mismo tamaño, pero los tratamientos varían según la causa, por lo que cada caso debe ser comentado con el ortopedista en persona.
Cómo reconocer que la pierna es más corta
Cuando una persona tiene una diferencia de más de 2 cm de longitud entre las piernas, es posible observar su cuerpo desalineado, sin embargo, cuando la longitud es menor de 2 cm, se puede notar que una pierna es más larga que la otra cuando la cara es Acuéstese de espaldas y doble las piernas. Cuando nota que una rodilla está más alta que la otra, puede significar que una de las piernas es más corta.
Otra forma de medir el largo de la pierna es con la ayuda de una cinta métrica u observando el nivel de la cadera cuando colocas tu rostro sobre plataformas de madera de 1 a 5 cm de altura.
Cuando la diferencia de longitud es pequeña y no se observan cambios con estas estrategias, solo las pruebas de imagen como la radiografía panorámica y la escanometría, que consisten en una radiografía con regla, podrán mostrar la dismetría y la necesidad de tratamiento.
Para confirmar el diagnóstico, es muy importante tomar radiografías, que también ayudarán a identificar la causa y ajustar mejor el tratamiento.
Cómo se realiza el tratamiento
Cuanto antes se diagnostique el síndrome de la pierna corta, más pronto comenzará el tratamiento y mayores serán las posibilidades de curación, especialmente si el tratamiento se inicia en la niñez.
Cuando la diferencia entre las longitudes de las piernas es igual o menor a 0,5 cm, no hay necesidad de tratamiento, y es común que todas las personas presenten esta diferencia en la madurez. Cuando la diferencia es mayor, el tratamiento de la pierna corta se puede realizar con:
- Sesiones de fisioterapia para liberar la fascia., estirar los músculos acortados, corregir la escoliosis y reducir el dolor y la debilidad muscular, por ejemplo;
- Usando una plantilla que se coloca debajo del talón de la pierna más corta para igualar la altura de ambas. Esta plantilla debe colocarse dentro del zapato cuando el acortamiento sea de hasta 2 cm, pero en caso de diferencias de altura mayores, se pueden usar zapatos hechos a medida;
- Sesiones de osteopatía y RPG, que son muy efectivos para alinear todo el cuerpo y consiguen curar la falsa pierna corta;
- Cirugía de corrección de pierna corta, lo que está indicado especialmente en el caso de una pierna corta real con más de 2 cm. Su médico incluso puede sugerir otra operación llamada epífisis, que implica detener el crecimiento de un pie sano.
El ortopedista puede mostrar la diferencia de longitud entre las piernas en la edad adulta, incluso al evaluar a los niños, con la ayuda de un cálculo que muestra cuál será la diferencia de altura en el futuro. Conocer este valor es importante porque siempre que una persona tenga más de 5 cm de altura en cualquier etapa de la vida, incluida la adultez, está indicada la cirugía.
Posibles complicaciones
Tener una pierna más corta que la otra puede provocar algunas complicaciones de salud, como:
- Dificultad para caminar;
- Cambios en las rodillas, que pueden girarse hacia adentro o hacia afuera;
- Desarrollo de pequeñas fracturas, llamadas fracturas por estrés;
- Desarrollo de escoliosis porque la columna está en una posición incorrecta;
- Dolor en la espalda, hombros y cuello.
Todas estas complicaciones pueden estar relacionadas entre sí, pues al acortarse una pierna, el cuerpo tendrá que adaptarse a esta realidad, adoptando posturas compensatorias incorrectas que con el tiempo pueden provocar dolor e inflamación.