La diabetes mellitus tipo 1 es un tipo de diabetes en la que el páncreas no produce insulina, por lo que el cuerpo no puede utilizar el azúcar en sangre para obtener energía, provocando síntomas como boca seca, sed constante y necesidad de orinar con frecuencia.
La diabetes tipo 1 generalmente se asocia con factores genéticos y autoinmunes, en los que las propias células del cuerpo atacan las células del páncreas responsables de producir insulina. De esta manera, no hay suficiente producción de esta hormona para que la glucosa ingrese a las células, permaneciendo en el torrente sanguíneo.
El diagnóstico de diabetes tipo 1 es común en la niñez y el tratamiento con insulina se inicia de inmediato para controlar los síntomas y prevenir complicaciones. El uso de esta hormona debe realizarse de acuerdo con la recomendación del endocrinólogo o pediatra, y también es importante tener cambios en el estilo de vida de la persona.
Los síntomas de la diabetes tipo 1
Los síntomas de la diabetes tipo 1 ocurren cuando la función pancreática ya está gravemente afectada, con síntomas asociados con un aumento de la glucosa en sangre circulante, que incluyen los siguientes:
- Sensación constante de sed;
- Necesidades frecuentes de orinar;
- Fatiga excesiva;
- Apetito incrementado;
- Pérdida o dificultad para subir de peso;
- Dolor abdominal y vómitos;
- Visión borrosa.
En los niños con diabetes tipo 1, además de estos síntomas, pueden tener incontinencia urinaria nocturna cuando no han orinado previamente en la cama o tener infecciones recurrentes de la zona íntima.
Diferencias entre diabetes tipo 1 y tipo 2
La principal diferencia entre la diabetes tipo 1 y la tipo 2 es que mientras que la diabetes tipo 1 ocurre debido a factores genéticos, la diabetes tipo 2 está relacionada con la interacción entre el estilo de vida y los factores hereditarios que ocurren en personas que están desnutridas, obesas. y no realice actividad física.
Además, debido a que la diabetes tipo 1 es la destrucción de las células pancreáticas debido a cambios genéticos, no existe prevención y el tratamiento debe administrarse con inyecciones diarias de insulina para regular los niveles de glucosa en sangre. Por otro lado, debido a que el desarrollo de la diabetes tipo 2 está más ligado al estilo de vida, es posible evitar este tipo de diabetes mediante una dieta equilibrada y saludable y una actividad física regular.
El diagnóstico de diabetes se realiza con la ayuda de análisis de sangre que miden los niveles de azúcar en sangre, y un médico puede solicitar la evaluación con el estómago vacío o después de una comida, por ejemplo. Por lo general, el diagnóstico de diabetes tipo 1 se realiza cuando una persona comienza a mostrar síntomas de la enfermedad y, debido a que está asociada con cambios inmunitarios, se puede realizar un análisis de sangre para detectar la presencia de autoanticuerpos circulantes.
Conozca las otras diferencias entre los tipos de diabetes.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento se lleva a cabo con el uso diario de insulina en forma de inyección de acuerdo con las instrucciones del médico. También se sugiere controlar la concentración de glucosa antes y después de las comidas, con la recomendación de que su concentración antes y después de las mismas esté entre 70 y 110 mg / dL, y después menos de 180 mg / dL.
El tratamiento para la diabetes tipo 1 ayuda a prevenir complicaciones como una mala recuperación, problemas de visión, mala circulación sanguínea o insuficiencia renal, por ejemplo. Obtenga más información sobre el tratamiento para la diabetes tipo 1.
Además, para complementar el tratamiento de la diabetes tipo 1, es importante tener una dieta libre o baja en azúcar y baja en carbohidratos, como pan, pasteles, arroz, pasta, galletas y algunas frutas, por ejemplo. Además, está indicada la actividad física, como caminar, correr o nadar durante al menos 30 minutos, de 3 a 4 veces por semana.
Vea cómo debería ser la dieta para la diabetes tipo 1 viendo el siguiente video: