La biopsia de endometrio es una prueba de diagnóstico que se utiliza para identificar cambios en el revestimiento del útero que pueden indicar un crecimiento anormal del endometrio, infecciones uterinas e incluso cáncer. Se requiere cuando el ginecólogo nota cambios en los exámenes ginecológicos realizados.
Además, un médico puede ordenar una biopsia uterina cuando una mujer tiene cambios anormales en el sistema reproductivo, como sangrado excesivo fuera del período menstrual, dolor pélvico o dificultad para concebir, por ejemplo.
La biopsia endometrial puede ser dolorosa porque implica extraer una pequeña porción de tejido uterino, por lo que el ginecólogo puede aplicar anestesia para reducir las molestias durante el procedimiento. Obtenga más información sobre cuándo está indicada una biopsia.
¿Cómo se realiza una biopsia uterina?
La biopsia uterina es un procedimiento simple y rápido que toma de 5 a 15 minutos y se puede realizar en el consultorio de un ginecólogo.
- La mujer se coloca en posición ginecológica;
- El ginecólogo inserta un pequeño dispositivo lubricado en la vagina llamado espéculo.
- El médico lava el cuello uterino y aplica anestesia local, que puede provocar un pequeño calambre abdominal;
- El ginecólogo inserta otro dispositivo en la vagina, conocido como colposcopio, para tomar un pequeño trozo de tejido del útero.
El material obtenido durante el examen se envía a un laboratorio para su análisis y para identificar posibles cambios en el útero.
Resultado de la biopsia endometrial
El resultado de la biopsia se informa en un informe que debe ser evaluado por un ginecólogo junto con los resultados de otras pruebas y síntomas que la mujer pueda presentar. Se da un resultado negativo o normal cuando no existen cambios en las células del útero u otro tipo de lesión, a pesar de que el útero tiene el grosor requerido para el momento del ciclo menstrual en el que se encuentra la mujer.
El resultado es positivo cuando se identifican cambios en el tejido uterino, lo que puede indicar un pólipo uterino, crecimiento anormal del tejido uterino, cáncer de cuello uterino o infección por VPH, por ejemplo.