El autismo, conocido científicamente como trastorno del espectro autista, es un trastorno en el desarrollo neurológico del niño que genera cambios en la comunicación, dificultad o falta de interacción social y cambios de comportamiento que generalmente se identifican entre los 12 y 24 meses de edad.
Las personas con autismo pueden tener algunas características específicas, como mantener poco contacto visual, dificultad para hablar o expresar ideas y sentimientos, sentirse incómodo con otras personas y mostrar movimientos repetitivos, como sentarse durante largos períodos de tiempo, equilibrar el cuerpo. ida y vuelta, por ejemplo.
Es importante señalar que el autismo no es una enfermedad, sino una forma diferente de expresarse y actuar, que, aunque no tiene cura, no empeora con la edad. Sin embargo, cuanto antes se haga el diagnóstico y se inicie el tratamiento, mejor será la calidad de vida y la autonomía de la persona.
Principales síntomas
Algunos de los síntomas y características más comunes del autismo incluyen:
- Dificultades en la interacción social., mantener poco contacto visual, expresiones faciales o gestos, dificultad para hacer amigos y expresar ideas y emociones;
- Dificultades en la comunicación., además de iniciar o mantener una conversación, comprender el punto de vista de otras personas, comprender las expresiones, el humor, el sarcasmo; mantener un tono de voz monótono (parecido a un robot) o dejar de responder o tomarse un tiempo para responder cuando lo llamen;
- Cambios de comportamiento cómo aburrirse con pequeños cambios de hábitos o tener un gran interés por algo muy específico, como los números, por ejemplo.
- Comportamiento repetitivo, como sentarse durante mucho tiempo, equilibrar el cuerpo hacia adelante y hacia atrás y repetir algunas palabras o frases varias veces.
Además, las personas con autismo también tienen dificultades para dormir y tienen nerviosismo o agitación frecuentes. Estos signos pueden ser tan leves que a veces pasan desapercibidos, pero también pueden ser de moderados a graves e interferir con el comportamiento y la comunicación. Obtenga más información sobre cómo identificar los principales síntomas de un niño con autismo.
A pesar de las dificultades, las personas con autismo pueden mostrar muchas cualidades, como poder recordar detalles y eventos durante mucho tiempo, tienen la oportunidad de aprender a leer, así como buenas habilidades con la música, los números y el arte, por ejemplo.
Cómo se confirma el diagnóstico
El diagnóstico de autismo en niños y adolescentes debe ser realizado por un equipo multidisciplinario que puede incluir un pediatra, psicólogo, psiquiatra, logopeda y neuropsicólogo, y generalmente se realiza observando al niño, obteniendo información sobre la edad de los padres, embarazo. parto y realización de pruebas de diagnóstico, como análisis de sangre y pruebas de audición.
En los adultos, el diagnóstico puede ser un poco más difícil porque los síntomas del autismo son similares a otros trastornos, como la ansiedad o el trastorno por déficit de atención. Por este motivo, al observar signos y síntomas, como dificultad en la interacción y comunicación social o conductas repetitivas, se recomienda consultar a un neuropsicólogo o psiquiatra para una evaluación adecuada.
De esta forma, el autismo a veces es casi imperceptible y puede confundirse con timidez, descuido o excentricidad. Por ello, en caso de duda, es importante acudir al médico para valorar el desarrollo y comportamiento del niño, para poder indicar el diagnóstico y tratamiento.
Causas del autismo
Las causas del autismo aún no se comprenden completamente, pero estudios más actuales sugieren que los factores genéticos, hereditarios y ambientales son los principales contribuyentes al desarrollo de este trastorno.
Algunas de las principales razones posibles incluyen:
- Hereditario: las personas con hermanos con este síndrome tienen un mayor riesgo de desarrollar autismo;
- Enfermedades genéticas: Sufrir de enfermedades genéticas como el síndrome de Down, el síndrome de X frágil, el síndrome de Rett y la esclerosis tuberosa, puede aumentar las posibilidades de desarrollar autismo;
- Factores medioambientales: como embarazos de alto riesgo, padres ancianos, parto inducido, consumo de bebidas alcohólicas, tabaco, drogas u otras drogas durante el embarazo, además del bajo peso al nacer.
Otros factores ambientales que pueden estar asociados con el desarrollo del autismo incluyen la exposición a compuestos tóxicos durante el embarazo, como insecticidas DDT, bifenilos policlorados, plomo y mercurio inorgánico, por ejemplo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento dependerá del tipo de autismo que tenga el niño y del grado de comportamiento, pero se puede realizar con:
- Uso de medicamentos y suplementos. tales como risperidona, aripiprazol, melatonina, probióticos y omega 3;
- Sesiones de logopedia para mejorar el habla y la comunicación;
- Terapia de comportamiento para facilitar las actividades diarias;
- Terapia de grupo para mejorar la socialización del niño.
Aunque no existe cura para el autismo, cuando se trata adecuadamente, cuidar a un niño puede facilitar la vida de los padres. En casos más leves, la ingestión de drogas no siempre es necesaria y el niño puede llevar una vida muy cercana a la normal, pudiendo aprender y trabajar sin restricciones.