El angioma es un tumor benigno causado por una acumulación anormal de vasos sanguíneos en la piel, más comúnmente en la cara y el cuello o en órganos como el hígado o el cerebro. El angioma cutáneo puede aparecer como una marca roja o violeta o como un bulto, generalmente rojo, y es muy común en el bebé.
Aunque se desconoce la causa del angioma, generalmente tiene cura y puede tratarse con láser, corticosteroides o cirugía.
Sin embargo, en situaciones en las que el angioma se encuentra en el cerebro o la médula espinal, es posible que no sea posible extirparlo quirúrgicamente, lo que puede causar compresión de estas estructuras y, en consecuencia, causar problemas de visión, equilibrio o entumecimiento en los brazos o piernas. Y en casos severos conduce a la muerte.
1. Angioma cerebral
Los angiomas cerebrales pueden ser de dos tipos:
- Angioma cavernoso: Es un angioma localizado en el cerebro, médula espinal o columna vertebral, y rara vez en otras partes del cuerpo y puede generar síntomas como convulsiones, dolor de cabeza y sangrado. Generalmente es congénito, ya está presente al nacer, pero en algunos casos puede aparecer más tarde. Este tipo de angioma se puede diagnosticar mediante resonancia magnética y se trata con cirugía.
- Angioma venoso: Este angioma se caracteriza por una malformación congénita de algunas venas del cerebro que están más dilatadas de lo normal. Por lo general, se extrae solo con cirugía si está asociado con otra lesión cerebral o si la persona tiene síntomas como convulsiones.
Es importante que la persona consulte a un neurólogo si presenta algún síntoma que pueda indicar un angioma cerebral, de esta forma se puede confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado.
2. Angioma cutáneo
Los angiomas cutáneos no son los más frecuentes y los principales son:
- Angioma plano: Se caracteriza por una mancha lisa, rosada o roja, que es más común en el rostro. Este tipo de angioma suele estar presente desde el nacimiento, pero puede aparecer varios meses después y tiende a desaparecer después del primer año de vida.
Generalmente está presente al nacer, puede aparecer varios meses después y tiende a desaparecer después del primer año de vida.
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Angioma de fresa o tuberoso: se caracteriza por una protuberancia, generalmente roja, formada por la acumulación de vasos sanguíneos, que es más común en la cabeza, el cuello o el tronco. Normalmente está presente desde el nacimiento, pero puede aparecer más tarde, crecer durante el primer año de vida y retroceder lentamente hasta desaparecer.
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Angioma estelar: Se caracteriza por la formación de un punto central, redondeado y rojo, que irradia con capilares en diferentes direcciones, similar a una araña, por lo que se le denomina araña vascular. Su aparición está relacionada con el estrógeno, una hormona femenina.
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Angioma de Rubin: Se caracteriza por la aparición de pequeñas bolas rojas en la piel, que aparecen en la edad adulta y pueden aumentar de tamaño y cantidad con la edad. Obtenga más información sobre el angioma de rubí.
Aunque no son indicativos de gravedad, es importante que el dermatólogo evalúe el angioma cutáneo para confirmar si es necesario el tratamiento.
3. Angioma en el hígado
Este tipo de angioma se forma en la superficie del hígado y se caracteriza por un pequeño nódulo formado por el entrelazamiento de los vasos sanguíneos, que normalmente es asintomático y benigno, que no se convierte en cáncer. Se desconocen las causas de los hemangiomas en el hígado, pero se sabe que es más común en mujeres de entre 30 y 50 años que están embarazadas o que se someten a terapia de reemplazo hormonal.
En la mayoría de los casos, el hemangioma no requiere tratamiento porque desaparece por sí solo, sin suponer un riesgo para la salud del paciente. Sin embargo, en algunos casos puede aumentar o suponer un riesgo de hemorragia y puede ser necesaria una cirugía.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento del angioma debe ser prescrito por su médico de cabecera, angiólogo o dermatólogo según el tamaño, la ubicación, el peso y el tipo de angioma. En la mayoría de los casos, el angioma cutáneo no causa complicaciones graves y puede desaparecer o desaparecer espontáneamente según las indicaciones de un dermatólogo.
Algunas opciones de tratamiento que su médico puede sugerir para el angioma cutáneo son:
- Ser: Esta técnica ayuda a reducir el flujo sanguíneo a los vasos sanguíneos del angioma;
- Escleroterapia: que consiste en inyectarse drogas para destruir los vasos sanguíneos y extirpar el angioma;
- Electrocoagulación: Es un tipo de terapia donde se inserta una aguja en el angioma y se pasa una corriente eléctrica, lo que permite la destrucción y eliminación de los vasos sanguíneos;
- Crioterapia: Esta técnica consiste en rociar el angioma con nitrógeno líquido para ayudar a eliminarlo.
Estos tratamientos se pueden utilizar para todo tipo de angiomas cutáneos, como el angioma rubí o el angioma estelar, por ejemplo.
En el caso de angioma cerebral, el tratamiento debe ser dirigido por un neurólogo, quien puede indicar:
- Corticosteroides orales, como la ingesta de prednisona, para reducir el tamaño del angioma o;
- Cirugía neurológica para eliminar el angioma del cerebro o la médula espinal.
La cirugía se suele realizar cuando el angioma está asociado a otras lesiones cerebrales o cuando el paciente presenta síntomas acompañantes, como convulsiones, dolores de cabeza, problemas de equilibrio o de memoria, por ejemplo.