La esteatosis hepática, también conocida como hígado graso, es una enfermedad bastante común donde la grasa se acumula lentamente en el hígado debido a la ingesta de alimentos ricos en grasas, generalmente no causa síntomas, especialmente cuando se encuentra en sus primeras etapas. Las personas con sobrepeso, diabéticas, con colesterol alto y / o consumo excesivo de alcohol tienen más probabilidades de padecer esta enfermedad.
Si esta afección persiste con el tiempo, puede causar inflamación y aumentar el riesgo de lesión hepática, y también puede sugerir síntomas como náuseas, vómitos y dolor en el lado derecho del abdomen. En el caso de estos síntomas, es importante consultar a un médico de cabecera o hepatólogo para una evaluación y solicitar pruebas que evalúen la salud del hígado. Sepa cuáles son esas pruebas.
La esteatosis hepática se puede controlar mediante cambios en la dieta y actividad física regular, y es importante seguir el tratamiento prescrito por su médico para evitar complicaciones como la cirrosis.
Principales síntomas
Normalmente, en las primeras etapas de la enfermedad, el paciente no presenta ningún síntoma, detectando ocasionalmente el problema mediante exámenes de rutina o realizando pruebas para diagnosticar otra enfermedad.
Sin embargo, en las últimas etapas puede haber dolor en el abdomen superior derecho, pérdida de peso sin motivo aparente, fatiga, malestar general, náuseas y vómitos. Si cree que puede tener esteatosis hepática, indique cómo se siente en la siguiente prueba:
- 1. ¿Tiene pérdida de apetito? No si
- 2. ¿Tiene dolor en la parte superior derecha del abdomen? No si
- 3. ¿Tiene el estómago hinchado? No si
- 4. ¿Tiene heces blanquecinas? No si
- 5. ¿Tiene fatiga frecuente? No si
- 6. ¿Tiene un dolor de cabeza constante? No si
- 7. ¿Tiene mareos y vómitos? No si
- 8. ¿Tiene los ojos y la piel amarillos? No si
En caso de cirrosis, pueden aparecer otros síntomas como coloración amarillenta de la piel y los ojos, picor del cuerpo, hinchazón del abdomen, piernas y tobillos.
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Grados de esteatosis hepática
La acumulación de grasa en el hígado se puede clasificar según su gravedad, como se muestra a continuación:
- Esteatosis hepática de grado 1 o simple: El exceso de grasa se considera inofensivo. Por lo general, el paciente no presenta síntomas y detecta el problema solo mediante un análisis de sangre de rutina;
- Esteatosis hepática de grado 2 o no alcohólica: Además del exceso de grasa, el hígado también está inflamado. Generalmente, el paciente presenta síntomas como dolor en el lado derecho del abdomen e hinchazón del abdomen;
- Grado 3 o fibrosis hepática: hay grasa e inflamación que causa cambios en el órgano y los vasos sanguíneos que lo rodean, pero el hígado aún funciona normalmente;
- Grado 4 o cirrosis del hígado: Es la etapa más grave de la enfermedad y se produce tras una inflamación prolongada, y se caracteriza por un cambio en todo el hígado que provoca una reducción de su tamaño y deja una forma irregular. La cirrosis puede progresar a cáncer de hígado o la muerte, lo cual es necesario en estos casos para el trasplante de órganos.
Así, además de valorar la cantidad de grasa en el hígado, es importante confirmar la presencia de inflamación, porque es la principal causa de muerte de las células de este órgano. La elastografía hepática, que es un examen rápido e indoloro, se puede utilizar para evaluar la progresión de la enfermedad.
Causas del hígado graso
Las causas de la esteatosis hepática aún no se comprenden bien, sin embargo, el mecanismo por el cual ocurre la enfermedad es objeto de mucha investigación en la actualidad. Se cree que la acumulación de grasa en el hígado está asociada a un desequilibrio entre el consumo y síntesis de grasa corporal, así como su uso y eliminación. Este desequilibrio, a su vez, puede estar relacionado con factores genéticos, nutricionales y ambientales.
Aunque aún no se conocen las causas, el riesgo de desarrollar hígado graso es mayor en personas que consumen bebidas alcohólicas en exceso. Otros factores de riesgo son:
- Obesidad;
- Diabetes tipo 2;
- Hipertensión;
- Colesterol alto;
- Edad mayor de 50 años;
- fumar;
- Hipotiroidismo
Además, la cirugía bariátrica y otros procedimientos de pérdida de peso aumentan el riesgo de acumulación de grasa en el hígado debido a los cambios metabólicos causados por una rápida pérdida de peso. Además, este problema puede ocurrir en personas que no tienen factores de riesgo, y puede afectar a niños y mujeres embarazadas.
Cómo se hace el diagnóstico
Los cambios en el hígado pueden detectarse inicialmente mediante un análisis de sangre que evalúa las sustancias producidas por ese órgano. En presencia de valores alterados que indiquen que el hígado no está funcionando correctamente, su médico puede ordenar pruebas adicionales como ecografía, tomografía, elastograma de hígado, resonancia magnética o biopsia.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el hígado graso no siempre provoca cambios en los análisis de sangre, lo que puede retrasar el diagnóstico hasta que el paciente se someta a una ecografía para buscar otros problemas.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento del hígado graso se realiza principalmente con cambios en la dieta, ejercicio regular y eliminación del consumo de alcohol. Además, también es necesario adelgazar y controlar las enfermedades que agravan el problema, como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto. Eche un vistazo a la dieta del hígado graso.
No existen medicamentos específicos para tratar este problema, pero su médico puede recomendar vacunas contra la hepatitis B y C para prevenir más enfermedades hepáticas. Algunos remedios caseros también se pueden usar para ayudar con la curación, como el té de cardo mariano o el té de alcachofa, por lo que es importante buscar consejo médico antes de usarlos.
En el siguiente video, nuestra nutricionista señala algunos consejos para controlar y reducir la grasa en el hígado: