La hipocromía es un término que significa que los glóbulos rojos tienen menos hemoglobina de lo normal y parecen de color más claro bajo un microscopio. En hematología, la hipocromía se evalúa mediante MCH, también llamada Hemoglobina Corpuscular Media, que indica la cantidad promedio de hemoglobina en los glóbulos rojos, y un valor de 26 a 34 pg se considera normal o según el laboratorio en el que se realizó la prueba.
A pesar de que la MCH es un indicador de hipocromía, es importante evaluar microscópicamente los glóbulos rojos, porque de esta forma es posible confirmar si existen otros cambios y mostrar si la hipocromía es normal, discreta, moderada o intensa. La hipocromía suele ir acompañada de microcitosis, que es cuando los glóbulos rojos son más pequeños de lo normal. Obtenga más información sobre la microcitosis.
Comprender la hipocromía en hematología
En el resultado hematológico, se puede indicar que se ha observado hipocromía discreta, moderada o severa, lo que significa que después de leer de 5 a 10 campos de frotis de sangre, es decir, después de la observación al microscopio de 5 en 10 regiones diferentes de la muestra, más o se identificaron glóbulos rojos menos hipocrómicos en relación con los glóbulos rojos normales. Generalmente, estas situaciones pueden ser:
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Hipocromía normall, cuando se observan de 0 a 5 glóbulos rojos hipocrómicos cuando se observan al microscopio;
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Hipocromía discreta, cuando se observan 6-15 glóbulos rojos hipocrómicos;
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Hipocromía moderada, cuando se observan 16-30 hipocrómicos;
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Hipocromía moderada severa, cuando se visualizan más de 30 glóbulos rojos hipocrómicos.
De acuerdo con la cantidad de glóbulos rojos hipocrómicos, el médico puede confirmar la posibilidad y la gravedad de la enfermedad, y es importante evaluar los otros parámetros de la hematología. Vea cómo interpretar la hematología.
Causas de la hipocromía.
La hipocromía suele indicar anemia, pero el diagnóstico solo se puede hacer después de evaluar los demás parámetros involucrados en hematología y el resultado de otras pruebas que el médico pueda requerir. Las principales causas de la hipocromía son:
1. Anemia por deficiencia de hierro
La anemia por deficiencia de hierro, también llamada anemia por deficiencia de hierro, es una de las principales causas de hipocromía, ya que el hierro es esencial para la formación de hemoglobina. Por esta razón, cuando hay menos hierro disponible, hay menos formación de hemoglobina y una menor concentración de este componente en los glóbulos rojos, lo que los hace más livianos.
En hematología, además de la hipocromía, se puede observar microcitosis, debido a la reducción de la cantidad de oxígeno que es transportada por la hemoglobina a otros tejidos y órganos, creando una mayor cantidad de glóbulos rojos que intentan suplir la falta de Oxígeno Estos granos de glóbulos rojos suelen ser más pequeños de lo normal. Se necesitan otras pruebas, como hierro sérico, ferritina, transferrina y saturación de transferrina, para confirmar este tipo de anemia.
La deficiencia de hierro puede ocurrir debido a una ingesta reducida de este mineral debido a una dieta baja en hierro; como consecuencia de un abundante flujo menstrual; enfermedad inflamatoria del intestino o; debido a situaciones que impiden la absorción de hierro, como la enfermedad celíaca y la infección por Helicobacter pylori.
Debido a la reducción de la cantidad de oxígeno que circula en el cuerpo, es común que una persona se sienta más cansada, débil y excesivamente somnolienta, por ejemplo. Vea cómo reconocer los síntomas de la anemia por deficiencia de hierro.
Hacer: Una vez que su médico confirme que tiene anemia por deficiencia de hierro, se pueden indicar pruebas adicionales para identificar la causa del problema. Dependiendo de la causa, su médico o nutricionista puede sugerir cambios en los hábitos alimenticios, dando preferencia a alimentos con alto contenido de hierro, como carnes rojas y frijoles, por ejemplo; o uso de suplementos de hierro de acuerdo con el consejo médico.
2. Talasemia
La talasemia es una enfermedad hematológica genética caracterizada por mutaciones que provocan cambios en el proceso de síntesis de hemoglobina, dando lugar a glóbulos rojos hipocrómicos porque hay menos hemoglobina circulante disponible. Además, como resultado de la menor cantidad de oxígeno circulante, la médula ósea comienza a producir más glóbulos rojos en un intento por aumentar la absorción de oxígeno, lo que provoca microcitosis.
Dependiendo de la síntesis de la cadena de hemoglobina, los síntomas de la talasemia pueden ser más o menos severos, pero generalmente las personas con talasemia muestran fatiga excesiva, debilidad, palidez y dificultad para respirar, por ejemplo.
Hacer: La talasemia es una enfermedad hereditaria que no tiene cura pero tiene control y, por lo tanto, el tratamiento tiene como objetivo aliviar los síntomas y prevenir la progresión de la enfermedad, además de promover la calidad de vida y la sensación de bienestar. Normalmente se recomiendan cambios en los hábitos alimentarios, y es importante que la persona vaya acompañada de un nutricionista además de una transfusión de sangre.
3. Anemia sideroblástica
La anemia sideroblástica se caracteriza por el uso inadecuado de hierro en la producción de hemoglobina, incluso cuando los niveles de hierro del cuerpo son normales, lo que resulta en hipocromía. Debido al uso inadecuado del hierro, hay una menor cantidad de hemoglobina y, en consecuencia, oxígeno circulante, lo que conduce a los síntomas típicos de la anemia, como fatiga, debilidad, mareos y palidez.
Además del análisis hematológico para confirmar el diagnóstico de anemia de sideroblastos, es importante controlar la sangre con un microscopio para identificar la presencia de sideroblastos, que son estructuras similares en forma de anillo que pueden aparecer en las células sanguíneas. acumulación de hierro en los eritroblastos, que son glóbulos rojos jóvenes.
Hacer: El tratamiento de la anemia sideroblástica se basa en la gravedad de la enfermedad y el médico puede recomendar suplementos de vitamina B6 y ácido fólico y, en los casos más graves, se puede recomendar un trasplante de médula ósea.