La presencia de un quiste en la mama generalmente no requiere tratamiento, porque en la mayoría de los casos es un cambio benigno que no afecta la salud de la mujer. Sin embargo, es común que el ginecólogo elija monitorear a la mujer para ver si el quiste está creciendo o produciendo algún síntoma.
En caso de que el quiste crezca de tamaño o muestre algún otro cambio, el médico puede sospechar de malignidad y puede solicitar la aspiración del quiste, con el fin de evaluar la muestra de líquido en un laboratorio para confirmar la presencia de células cancerosas. Observe el riesgo de que un quiste de mama se convierta en cáncer de mama.
Como seguir
Luego de determinar la presencia de un quiste en la mama, es común que el ginecólogo ordene varias visitas de seguimiento y realice exámenes mamográficos y ecográficos cada 6 o 12 meses. Estos exámenes permiten evaluar si ha habido cambios en el quiste a lo largo del tiempo, especialmente en tamaño, forma, densidad o si se han presentado síntomas relacionados.
Cuando chupar
La aspiración es un procedimiento relativamente simple en el que el médico inserta una aguja a través de la piel hasta el quiste, después de aspirar el líquido allí. Esto generalmente se hace cuando se sospecha una neoplasia maligna o cuando el quiste causa molestias a la mujer o causa síntomas.
Dependiendo de las características del líquido aspirado, es posible que se requieran o no pruebas adicionales:
- Líquido sin sangre y el quiste desaparece: Por lo general, no se necesitan más exámenes o tratamientos;
- Líquido con sangre y quiste que no desaparece: Podemos sospechar de malignidad, por lo que el médico envía una muestra del líquido a un laboratorio.
- Sin fugas de fluido: Su médico puede ordenar múltiples pruebas o una biopsia de la parte sólida del quiste para evaluar el riesgo de cáncer.
Después de la aspiración, el médico puede recomendar a la mujer que use analgésicos y recomendar un descanso de unos 2 días.