La enfermedad de Graves es una enfermedad de la glándula tiroides caracterizada por un exceso de hormonas tiroideas en el cuerpo, lo que provoca hipertiroidismo. Es una enfermedad autoinmune, lo que significa que los anticuerpos del cuerpo atacan la glándula tiroides alterando su función.
Esta enfermedad es una de las principales causas de hipertiroidismo y es más común en mujeres que en hombres, principalmente entre los 20 y 50 años, aunque puede presentarse a cualquier edad.
La enfermedad de Graves se puede tratar y controlar bien, la opción de tratamiento la indica el médico, que incluye el uso de fármacos como propiltiouracilo y metimazol, terapias con yodo radiactivo o cirugía de tiroides. Generalmente, no existe cura para la enfermedad de Graves, sin embargo, es posible que la enfermedad entre en remisión, permanezca inactiva durante muchos años o de por vida.
Principales síntomas
Los síntomas de la enfermedad de Graves dependen de la gravedad y la duración de la enfermedad, la edad y la sensibilidad del paciente al exceso de hormonas y suelen ser:
- Hiperactividad, nerviosismo e irritabilidad;
- Calor y sudoración excesivos;
- Palpitaciones del corazón;
- Pérdida de peso, incluso con aumento del apetito;
- Diarrea;
- Exceso de orina;
- menstruación irregular y pérdida de la libido;
- Temblor, con piel caliente y aceitosa;
- Bocio, que es un agrandamiento de la glándula tiroides que causa hinchazón en la parte inferior del cuello;
- Debilidad muscular;
- Ginecomastia; qué es el crecimiento de los senos en los hombres;
- Trastornos oculares, como ojos saltones, picazón, lagrimeo y visión doble;
- Lesiones rosadas, similares a la piel, ubicadas en partes del cuerpo, también conocidas como dermatopatía de Graves o mixedema pretibial.
En los ancianos, los signos y síntomas pueden ser más sutiles y pueden manifestarse como fatiga excesiva y pérdida de peso, que pueden confundirse con otras enfermedades.
Aunque la enfermedad de Graves es una de las principales causas de hipertiroidismo, es importante tener cuidado ya que la sobreproducción de hormonas tiroideas puede deberse a otros problemas.
Cómo se confirma el diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad de Graves se realiza mediante la evaluación de los síntomas presentados, un análisis de sangre para medir la cantidad de hormonas tiroideas, como TSH y T4, y pruebas inmunológicas para ver si hay anticuerpos en la sangre contra la glándula tiroides.
Además, su médico puede ordenar pruebas como una gammagrafía de tiroides, una tomografía computarizada o una resonancia magnética, que también son útiles para evaluar la función de otros órganos, como los ojos y el corazón.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la enfermedad de Graves es prescrito por un endocrinólogo, orientado según el cuadro clínico de cada persona. Esto se puede hacer de 3 formas:
- Uso de fármacos antitiroideos., como metimazol o propiltiouracilo, que reducirán la producción de hormonas tiroideas y anticuerpos que atacan esa glándula;
- Uso de yodo radiactivo, que provoca la destrucción de las células tiroideas, que termina con una disminución en su producción de hormonas;
- Cirugía, que extirpa parte de la glándula tiroides para reducir la producción de hormonas, lo cual se realiza en pacientes con enfermedades farmacorresistentes, mujeres embarazadas, sospecha de cáncer, y cuando la glándula tiroides está agrandada y produce síntomas como dificultad para comer y hablar, por ejemplo.
Los medicamentos para la frecuencia cardíaca, como el propranolol o el atenolol, pueden ser útiles para controlar las palpitaciones, los temblores y la taquicardia.
Además, los pacientes con síntomas oculares graves pueden necesitar usar gotas para los ojos y ungüentos para aliviar las molestias y la hidratación de los ojos, y también es necesario dejar de fumar y usar lentes oscuros con protección lateral.
Vea cómo la dieta puede ayudarlo en el video a continuación:
Por lo general, se habla de una cura para la enfermedad, pero en algunas personas puede producirse una remisión espontánea de la enfermedad o después de meses o años de tratamiento, pero siempre existe la posibilidad de que la enfermedad vuelva a aparecer.
Tratamiento durante el embarazo
Durante el embarazo, esta enfermedad debe tratarse con dosis mínimas de medicación y, si es posible, suspender la medicación en el último trimestre, ya que los niveles de anticuerpos tienden a mejorar al final del embarazo.
Sin embargo, en esta etapa se necesita una atención especial a la enfermedad, ya que cuando se manifiesta en niveles elevados, las hormonas tiroideas y los fármacos logran atravesar la placenta y causar toxicidad al feto.