La espondilitis anquilosante, también llamada espondilitis anquilosante, es una enfermedad inflamatoria crónica caracterizada por una lesión en la columna donde se unen las vértebras, provocando algunos síntomas como dificultad para mover la columna y dolor que suele empeorar cuando el rostro se calma y mejora. cuando está en movimiento.
Esta lesión comienza en la articulación sacroilíaca, entre la pelvis y la última vértebra lumbar, o en la articulación del hombro y tiende a agravarse progresivamente afectando a las otras vértebras de la columna y puede llevar al individuo a dejar el trabajo, iniciando la jubilación anticipada.
Por lo tanto, tan pronto como aparezcan los síntomas, es importante consultar a un ortopedista para que realice pruebas para diagnosticar la espondilitis anquilosante y comenzar el tratamiento, previniendo complicaciones y mejorando la calidad de vida de una persona.
Principales síntomas
El síntoma principal de la espondilitis anquilosante es el dolor lumbar que mejora con la actividad física pero empeora cuando la persona está en reposo. Otros signos y síntomas incluyen:
- Dolor en la columna en el área afectada;
- Dificultad en los movimientos de la columna, como girar la cabeza hacia un lado;
- Disminución de la expansión torácica;
- Puede haber entumecimiento y / u hormigueo en los brazos o piernas;
- Rigidez matutina;
- Dolor que mejora con el movimiento y empeora con el reposo;
- Puede haber corrección lumbar, aumento de la cifosis y / o proyección hacia adelante de la cabeza;
- Baja temperatura, alrededor de 37º C;
- Fatiga y apatía.
Estos síntomas aparecen poco a poco hasta volverse más frecuentes con el tiempo. Además, si no se trata adecuadamente, pueden ocurrir complicaciones, siendo la fascitis plantar y la uveítis las más comunes.
¿Qué puede causar la espondilitis anquilosante?
Se desconocen las causas de la espondilitis anquilosante, sin embargo, se ha identificado que esta enfermedad está asociada con la presencia de un antígeno específico en el organismo llamado HLA-B27. Este antígeno se transmite genéticamente entre miembros de determinadas familias, lo que provoca una respuesta anormal en el organismo y provoca una enfermedad.
Cómo se hace el diagnóstico
El diagnóstico de espondilitis anquilosante se realiza mediante la realización de algunas pruebas de imagen, como radiografías, gammagrafía ósea y / o tomografía computarizada de columna y articulación y columna sacroilíaca, que deben ser interpretadas por un médico. Además, también puede recomendar un análisis de sangre llamado HLA-B27, que es un antígeno asociado con la enfermedad.
El diagnóstico se confirma cuando el médico confirma que los síntomas descritos anteriormente están presentes durante más de 3 meses y cuando hay afectación de grado 2 a 4 en las articulaciones sacroilíacas, o grado 3 o 4 en una articulación sacroilíaca.
Tratamiento de la espondilitis anquilosante
El tratamiento tiene como objetivo aliviar los síntomas, prevenir la progresión de la enfermedad y la aparición de complicaciones, garantizando la calidad de vida de las personas. Por esta razón, su cirujano ortopédico puede recomendar el uso de algunos analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares. La fisioterapia es esencial y ayudará a aliviar los síntomas, restablecer algo de movilidad articular y aumentar la flexibilidad general.
Algunos ejemplos de medicamentos utilizados en el tratamiento son:
- Indometacina: 50 a 100 mg / día;
- Diclofenaco sódico: 100 a 200 mg / día;
- Naproxeno: 500 a 1500 mg / día;
- Piroxicam: 20 a 40 mg / día;
- Aceclofenaco: 100 a 200 mg / día.
La combinación de medicamentos y su dosificación debe ser prescrita por el médico después de evaluar la intensidad de los síntomas que se manifiestan. La fisioterapia también es fundamental para promover el desarrollo de la movilidad articular y aumentar la flexibilidad, aliviando así las molestias.
Dependiendo de la edad del paciente y sus actividades diarias, se puede recomendar la cirugía de colocación de prótesis para mejorar el rango de movimiento. El ejercicio regular además de mejorar los síntomas, aporta más energía y disposición. Se pueden utilizar métodos naturales como el masaje, la acupuntura, la auriculoterapia, el shiatsu o la acupresión y otros para reducir el dolor. Además, también se ha demostrado que una dieta baja en almidón es eficaz para aliviar el dolor y ralentizar la progresión de la enfermedad.
Es importante que el paciente sepa que el tratamiento debe llevarse a cabo de por vida, ya que la espondilitis anquilosante aún no tiene cura. Obtenga más información sobre el tratamiento de la espondilitis anquilosante.