La quiropráctica, también llamada quiropráctica, es una profesión de la salud responsable del diagnóstico, tratamiento y prevención de problemas nerviosos, musculares y óseos a través de un conjunto de técnicas manuales que tienen como objetivo mejorar la flexibilidad, reducir el dolor y restaurar las funciones normales de las vértebras. músculos y ligamentos.
Las técnicas quiroprácticas deben ser practicadas por un profesional capacitado, conocido como quiropráctico, y pueden estar indicadas como tratamiento para corregir la postura y aliviar las migrañas y los dolores articulares, como la espalda, la rodilla o el hombro.
Además de ayudar a reducir el dolor en algunas zonas del cuerpo, la quiropráctica también promueve la relajación y el bienestar general, ya que las terapias manuales ayudan a reducir la tensión muscular, lo cual es muy común en casos de estrés o ansiedad.
Para qué sirve
La quiropráctica es un tratamiento que se puede realizar de forma aislada o para complementar otros tipos de tratamientos médicos y generalmente está indicado para las siguientes afecciones:
- Dolor de cuello;
- Dolor de espalda;
- Dolor de hombro;
- Hernia discal;
- Dolor lumbar;
- Osteoartritis;
- Migraña.
El quiropráctico realiza ciertas técnicas de manipulación manual que pueden devolver la movilidad adecuada a la columna y otras partes del cuerpo, logrando así el alivio del dolor.
Estas técnicas también reducen la tensión muscular, aumentan el flujo sanguíneo y disminuyen la presión arterial, proporcionando una sensación de relajación y bienestar.
Conozca otras actividades que promueven la relajación.
Como se realiza
La quiropráctica debe ser realizada por un profesional capacitado en la materia, pues antes de iniciar las sesiones se debe evaluar a la persona para analizar sus quejas actuales y conocer su historial médico personal y familiar. Este análisis ayuda al quiropráctico a comprender si esta técnica está realmente indicada para el problema o si es necesario recomendar una consulta médica con un especialista, como un ortopedista o reumatólogo, por ejemplo.
Inicialmente, el quiropráctico también puede evaluar la postura y analizar las articulaciones, notando la flexibilidad y el rango de movimiento. Tras la primera evaluación, el profesional mostrará un protocolo de tratamiento, que consta de una serie de sesiones definidas según el problema de la persona.
Durante la sesión, el quiropráctico realiza una serie de movimientos en la columna, músculos, ligamentos y tendones, estimulando las articulaciones. Además, puede proporcionar una guía de ejercicios para la corrección postural y técnicas de relajación muscular para que la persona las realice en casa.
Eche un vistazo a una serie de ejercicios para mejorar la postura en casa.
Diferencias entre quiropráctica y osteopatía
Aunque tienen técnicas similares, la quiropráctica debe ser practicada solo por personas capacitadas que no busquen ser profesionales de la salud. Además, las técnicas de manipulación quiropráctica se centran más en los cambios en los músculos, las vértebras y los tendones.
Por su parte, la osteopatía también utiliza técnicas de manipulación, pero es una especialización que solo puede ser practicada por un fisioterapeuta. La osteopatía evalúa de manera más completa otros aspectos como la calidad del sueño, la salud arterial y la función intestinal, por ejemplo.
Contraindicaciones
La quiropráctica no está indicada en personas que tengan un problema de inestabilidad medular, una hernia discal severa acompañada de hormigueo o pérdida de fuerza, o fracturas que aún se encuentran en proceso de recuperación, ni en personas que estén tomando anticoagulantes o que tengan hueso. cáncer, alto riesgo de accidente cerebrovascular u osteoporosis grave.
Cuando estas técnicas son realizadas por un profesional capacitado, los riesgos para la salud son muy pequeños y los síntomas que pueden ocurrir después de las sesiones de quiropráctica incluyen dolor, malestar en el área de manipulación, mareos, dolor de cabeza o náuseas; sin embargo, estos efectos duran un máximo de 48 horas.
Sin embargo, en algunos casos, lo ideal es consultar primero a un ortopedista o reumatólogo, especialmente cuando el dolor se acompaña de entumecimiento o pérdida de fuerza en brazos o piernas.