La artritis psoriásica es un tipo de artritis crónica que puede presentarse en las articulaciones de personas con psoriasis, que es una enfermedad que normalmente afecta a la piel y se caracteriza por la aparición de depósitos rojizos que provocan picor y descamación.
Los principales síntomas de este tipo de artritis, además de la presencia de depósitos rojos en la piel, habituales en la psoriasis, incluyen hinchazón y deformidad de las articulaciones y dificultad para moverlas.
Esta enfermedad puede ocurrir a cualquier edad; sin embargo, es más común en adultos entre las edades de 30 y 50, y casi el 30% de las personas diagnosticadas con psoriasis cutánea desarrollan este tipo de artritis.
Los principales signos y síntomas.
Los signos y síntomas que pueden indicar el desarrollo de artritis psoriásica son los siguientes:
- Hinchazón y deformidad de las articulaciones afectadas;
- Dolor y dificultad para mover las articulaciones afectadas;
- Tendinitis;
- Presencia de manchas rojas en la piel, uñas y cuero cabelludo, que pican y se descaman;
- Trastornos de los ojos, corazón, pulmones y riñones.
A menudo, los primeros signos de este tipo de artritis son el dolor y la dificultad para mover las articulaciones, especialmente las de las manos, sin que necesariamente haya hinchazón o presencia de manchas en la piel. De esta forma, las personas que padecen psoriasis y presentan síntomas relacionados con problemas articulares deben consultar al médico que monitoriza esta condición, para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado.
Qué pruebas confirman el diagnóstico
El diagnóstico de artritis psoriásica generalmente se realiza mediante la evaluación de la historia clínica, la observación de las lesiones cutáneas causadas por la psoriasis y las radiografías para confirmar la artritis.
Sin embargo, una prueba del factor reumatoide también es importante para distinguir esta condición de la artritis reumatoide, porque lo que indicaría que la artritis puede ser una consecuencia de la psoriasis es que el factor reumatoide es negativo y los síntomas de la artritis están presentes. Si la prueba del factor reumatoide es positiva, generalmente indica que se trata de artritis reumatoide y no está asociada con psoriasis.
Tipos de artritis psoriásica
Hay 5 tipos principales de artritis psoriásica:
- Simétrico: este tipo afecta las articulaciones de ambos lados del cuerpo;
- Asimétrico: en este tipo los síntomas son moderados y generalmente afectan a un máximo de 4 articulaciones en ambos lados del cuerpo;
- Artritis paralizante: Este es el tipo más agresivo, que tiende a destruir las articulaciones de las manos y los pies, afectando especialmente los dedos de los pies;
- Espondilitis: Este tipo se caracteriza por rigidez en el cuello y la columna vertebral;
- Interfalángica distal dominante: este tipo se caracteriza por entumecimiento en las articulaciones de los dedos de manos y pies. Además, pueden desarrollarse deformidades en las uñas.
El reumatólogo podrá identificar el tipo de artritis que tiene la persona e indicar el mejor tratamiento para cada caso.
Cómo se realiza el tratamiento
Todavía no existe cura para la psoriasis, por lo que el tratamiento se centra en reducir y controlar los síntomas, lo cual es importante para evitar que la enfermedad empeore.
Así, una de las primeras pautas de tratamiento es realizar cambios en el estilo de vida que ayuden a prevenir factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión y la diabetes, incluido el abandono del hábito de fumar y otros medicamentos, así como el ejercicio ligero regular y una dieta equilibrada.
Otras opciones de tratamiento pueden incluir las siguientes:
1. Uso de medicamentos antiinflamatorios
Los principales fármacos utilizados para la enfermedad son los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno y el naproxeno, que permiten una mejora a corto plazo de los signos y síntomas de la enfermedad, aliviando las molestias.
En los casos más graves, o cuando el tratamiento antiinflamatorio no tiene éxito, se pueden utilizar otro tipo de fármacos, principalmente corticoides y modificadores de la enfermedad, como sulfasalazina, metotrexato o ciclosporina.
2. Cirugía
La cirugía para la artritis psoriásica está indicada cuando la enfermedad es muy agresiva y causa daño articular. El propósito de la operación es mejorar o reemplazar la articulación lesionada, lo que aumenta la calidad de vida.
3. Sesiones de fisioterapia
La fisioterapia es otra parte muy importante del tratamiento, ya que existen ejercicios que se pueden realizar para ayudar a mejorar los movimientos articulares, aliviar los síntomas de la tendinitis y mejorar la calidad de vida en general.
De esta forma, es ideal para tratar con un equipo multidisciplinar, el cual debe estar compuesto por un equipo médico, incluyendo un reumatólogo, traumatólogo y médico de cabecera, además de un fisioterapeuta, psicólogo y cualquier otro profesional. Salud que puede ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente.