La tomografía por emisión de positrones (PET) es una prueba visual que se usa ampliamente para el diagnóstico temprano del cáncer, verificando el desarrollo de tumores y metástasis. El PET es capaz de mostrar cómo funciona el cuerpo mediante la administración de una sustancia radiactiva llamada trazador que, cuando es absorbida por el cuerpo, emite radiación que es capturada por el equipo y transformada en una imagen.
La prueba es indolora, pero puede causar molestias si la persona es claustrofóbica porque se realiza en un equipo cerrado. Además de ser ampliamente utilizada en oncología, la PET también es útil en el diagnóstico de enfermedades neurológicas como la enfermedad de Alzheimer y la epilepsia.
La tomografía por emisión de positrones es una prueba disponible para la investigación, el diagnóstico y el seguimiento de cánceres de pulmón, colon y recto, como linfomas y enfermedades inmunoproliferativas, como el mieloma múltiple, una enfermedad en la que las células sanguíneas se multiplican y acumulan en el hueso. médula.
Para qué sirve
La PET es una prueba de diagnóstico diferente de otras pruebas de diagnóstico por imágenes, como la CT y la MRI. Esto se debe a que permite la visualización de problemas a nivel celular a través de la emisión de radiación, es decir, es capaz de determinar la actividad metabólica de las células, para identificar el cáncer precozmente, por ejemplo.
Además de su aplicación en la identificación del cáncer, la PET se puede utilizar para los siguientes propósitos:
- Descubrir problemas neurológicos como la epilepsia y la demencia;
- Busque problemas cardíacos;
- Siga la evolución del cáncer;
- Siga la respuesta a la terapia;
- Identificar los procesos de metástasis.
La PET también es capaz de establecer el diagnóstico y definir el pronóstico, es decir, las posibilidades de mejora o deterioro del paciente.
Cómo hacerlo
La prueba se realiza por administración oral, por líquido o directamente por vía intravenosa, en un marcador, que generalmente se marca con glucosa con una sustancia radiactiva. Debido a que el trazador es la glucosa, esta prueba no genera riesgos para la salud, ya que el organismo se elimina fácilmente. La administración del marcador debe realizarse con el estómago vacío durante 4 a 6 horas de acuerdo con las instrucciones médicas, y la PET se realiza después de 1 hora para dar tiempo a que el cuerpo absorba la sustancia radiactiva, lo que demorará aproximadamente 1 hora.
PET lee el cuerpo, captura la radiación emitida y forma imágenes. En el estudio de los procesos tumorales, por ejemplo, el consumo de glucosa por parte de las células es muy elevado, porque esta es una fuente de energía necesaria para la diferenciación celular. De esta forma, la imagen formada tendrá puntos más densos donde hay un mayor consumo de glucosa y, en consecuencia, una mayor emisión de radiación, que puede caracterizar el tumor.
Después de la prueba, es importante que la persona beba mucha agua para que sea más fácil eliminar el marcador. También puede haber síntomas leves de alergia, como enrojecimiento en el área donde se inyectó el marcador.
La prueba no tiene contraindicaciones y se puede realizar incluso en personas con diabetes o problemas renales. Sin embargo, en mujeres embarazadas o en período de lactancia, no se recomienda realizar esta prueba diagnóstica, ya que utiliza una sustancia radiactiva que puede afectar al bebé.