Las convulsiones son contracciones repentinas e involuntarias de los músculos del cuerpo causadas por una actividad eléctrica anormal excesiva en algunas áreas del cerebro. Estos episodios suelen ser rápidos, duran unos pocos segundos o minutos y pueden provocar cambios en el comportamiento, los movimientos y el estado de conciencia de una persona.
En la mayoría de los casos, las convulsiones son curables y es posible que no vuelvan a ocurrir, especialmente si no están relacionadas con un problema neuronal. Sin embargo, si se producen como consecuencia de un problema de salud más grave, como la epilepsia o incluso la insuficiencia orgánica, es necesario realizar un tratamiento adecuado de la enfermedad, además del uso de fármacos anticonvulsivos, prescritos por un médico. .
Además del tratamiento, es importante saber qué hacer durante un ataque, ya que durante este episodio existe el riesgo de que la persona sufra un trauma al caer o asfixiarse, poniendo en peligro la vida de la persona.
Razones principales
Las principales causas de los ataques incluyen:
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Fiebre alta, principalmente en niños menores de 5 años;
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Enfermedades tales como: epilepsia, meningitis, tétanos, encefalitis, infección por VIH, por ejemplo;
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Trauma de la cabeza;
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Dejar de fumar después de un uso prolongado de alcohol y drogas;
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Efecto secundario de algunas drogas;
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Problemas metabólicos como diabetes, insuficiencia renal o hipoglucemia, por ejemplo;
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Falta de oxígeno al cerebro.
Puede ocurrir una convulsión febril en las primeras 24 horas de fiebre en los niños. Enfermedades como otitis, neumonía, gripe, resfriados o sinusitis pueden provocar un ataque febril. Normalmente, esto no representa ningún riesgo para la vida y no deja consecuencias neurológicas para el niño.
El estrés severo puede causar un ataque de nervios severo similar a un ataque. Por esta razón, se le llama erróneamente crisis nerviosa, pero su nombre propio es crisis de conversión.
Tipos de ataques
Las convulsiones se pueden clasificar en dos tipos según la región del cerebro afectada y pueden ser:
- Convulsiones focales, donde solo se afecta un hemisferio del cerebro, de modo que la persona puede o no perder el conocimiento y tener cambios a nivel motor;
- Convulsiones generalizadas, donde ambos lados del cerebro se ven afectados y generalmente hay pérdida del conocimiento.
Además de esta clasificación, las convulsiones se pueden clasificar según los síntomas y la duración del episodio convulsivo y pueden ser:
- Simplemente focal, que es un tipo de ataque focal en el que la persona no pierde el conocimiento, pero hay cambios en el gusto y el olfato, así como en las sensaciones;
- Focal compleja, en el que la persona se siente confundida o gruñona y no puede responder cuando se le hacen algunas preguntas;
- Tónico, durante el cual la persona pierde tono muscular, se desmaya y pierde completamente el conocimiento. Este tipo de ataque puede ocurrir varias veces al día y durar solo unos segundos;
- Tónico-clónico generalizadoes el tipo de convulsión más común y se caracteriza por la aparición involuntaria de rigidez y contracción muscular, así como salivación excesiva y emisión de sonidos. Este tipo de ataque suele durar un máximo de 3 minutos. Después de este episodio, la persona suele sentirse extremadamente cansada y no recuerda lo sucedido;
- Ausencia, es más común en los niños, se caracteriza por la pérdida de contacto con el mundo exterior, en la que la persona retiene la vista perdida durante unos segundos, volviendo a la actividad normal como si nada hubiera pasado.
Es importante prestar atención a los episodios de convulsiones y sus características, especialmente en los casos en los que se produce una convulsión ausente, ya que puede pasar desapercibida y retrasar el diagnóstico y el tratamiento.
Cómo reconocer un ataque
Para saber si realmente se trata de un ataque, se pueden notar algunos signos y síntomas:
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Declive repentino con pérdida del conocimiento;
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Temblor incontrolado de los músculos con los dientes cerrados;
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Calambres musculares involuntarios;
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Lamiendo o haciendo espuma en la boca;
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Pérdida de control de la vejiga y el colon;
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Confusión repentina
Además, antes de que ocurra un episodio de convulsiones, una persona puede quejarse de síntomas como tinnitus, náuseas, mareos y una sensación de ansiedad sin razón aparente.
El ataque puede durar desde 30 segundos hasta varios minutos, generalmente el tiempo no está relacionado con la gravedad de la causa.
Qué hacer cuando ocurre un ataque
En el momento del ataque, lo más importante es crear un ambiente seguro, para no golpear a la persona o causarle un trauma. Para esto debes:
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Retire objetos como sillas que estén cerca de la persona;
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Ponga la cara hacia un lado y afloje la ropa ajustada, especialmente alrededor del cuello;
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No deje a la persona sola hasta que recupere el conocimiento.
Nunca debe poner los dedos en la boca de una persona ni intentar quitar una prótesis u objeto del interior de la boca, ya que existe un riesgo muy alto de que la persona se muerda los dedos. Vea otras preocupaciones y no el ataque.
Si es posible, se debe anotar la duración del ataque para informar al médico si es necesario.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para las convulsiones siempre debe ser prescrito por un médico de cabecera o un neurólogo. Para ello, se debe realizar una evaluación para ver si existe alguna causa de convulsiones. A la hora de determinar la causa, el médico suele recomendar el tratamiento adecuado para el problema, así como el uso de anticonvulsivos como la fenitoína, para evitar el riesgo de un nuevo ataque.
Muchas veces, el ataque ocurre solo una vez, y es relativamente común que el médico no sugiera tratamientos o pruebas específicas después del primer episodio. El tratamiento generalmente se administra cuando hay episodios seguidos.