¿Qué es el síndrome nefrótico, los síntomas y el tratamiento?

El síndrome nefrótico es un problema renal que provoca una excreción excesiva de proteínas en la orina, provocando síntomas como orina espumosa e hinchazón de tobillos y pies, por ejemplo.

En general, el síndrome nefrótico se genera por lesiones persistentes en los pequeños vasos sanguíneos del riñón; por lo que puede ser causada por varios factores, como diabetes, artritis reumatoide, hepatitis o VIH. También puede ocurrir por el uso excesivo de ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos.

El síndrome nefrótico es curable cuando es causado por factores tratables; En otros casos, sin embargo, aunque no tienen cura, los síntomas se pueden controlar con medicación y una dieta equilibrada. Por otro lado, en los casos de síndrome nefrótico congénito, es necesario realizar diálisis o trasplante de riñón para lograr la curación del factor causante.

Principales síntomas

Los principales síntomas asociados al síndrome nefrótico son:

  • Hinchazón de tobillos y pies;

  • Hinchazón de la cara, principalmente en los párpados;

  • Malestar general;

  • Dolor e hinchazón abdominal;

  • Pérdida de apetito;

  • Presencia de proteína en la orina;

  • Orina espumosa.

Además, el síndrome nefrótico puede complicarse y causar hipertensión arterial, insuficiencia renal aguda o crónica, triglicéridos y colesterol elevados y desnutrición; y que existe un mayor riesgo de formación de coágulos y desarrollo de infección.

El síndrome nefrótico puede ocurrir debido a una enfermedad renal, pero también puede ser el resultado de otras afecciones, como diabetes, hipertensión, lupus eritematoso sistémico, enfermedad cardíaca, infecciones virales o bacterianas, cáncer o el uso frecuente o excesivo de ciertos medicamentos.

Cómo se hace el diagnóstico

El diagnóstico de síndrome nefrótico lo realiza un nefrólogo o un médico de cabecera, y en los niños, un pediatra. Esto se realiza en base a la observación de síntomas y el resultado de algunas pruebas de diagnóstico, como orina, orina de 24 horas, hemograma y biopsia renal, por ejemplo.

Tratamiento del síndrome nefrótico

El tratamiento para el síndrome nefrótico debe ser dirigido por un nefrólogo y generalmente implica el uso de medicamentos para aliviar los síntomas causados ​​por el síndrome, que incluyen:

  • Medicamentos para la presión arterial alta, como captopril, que actúa reduciendo la presión arterial.

  • Diuréticos, como Furosemida o Espironolactona, que aumentan la cantidad de agua eliminada por los riñones, reduciendo la hinchazón provocada por el síndrome;

  • Los medicamentos que reducen la acción del sistema inmunológico, como los corticosteroides, ayudan a reducir la inflamación de los riñones al aliviar los síntomas.

Además, en algunos casos, puede ser necesario tomar medicamentos anticoagulantes, como heparina o warfarina; o medicamentos para reducir el colesterol, como atorvastatina o simvastatina, y reducir los niveles de grasa en sangre y orina que aumentan con el síndrome, evitando complicaciones como ictus o insuficiencia renal, por ejemplo.

Que dieta seguir

La dieta del síndrome nefrótico tiene como objetivo aliviar los síntomas y prevenir un mayor daño renal. Por este motivo, se recomienda mantener una dieta equilibrada, limitando la ingesta de sodio a 400 mg por día, ya que esto puede empeorar la retención de líquidos y provocar hipertensión.

Además, el síndrome nefrótico puede provocar niveles altos de colesterol y triglicéridos, por lo que es importante evitar comer alimentos ricos en grasas, como frituras, fiambres o alimentos industriales, por ejemplo. Además, dependiendo de la pérdida de proteínas y la gravedad del síndrome nefrótico, su médico o nutricionista puede limitar su ingesta de alimentos ricos en proteínas, evitando el exceso de carne, queso, leche, soja, frijoles y nueces, por ejemplo.

En caso de que la persona tenga retención de líquidos, el médico puede recomendar controlar la cantidad de líquido ingerido, lo que evitará que la hinchazón empeore. Sin embargo, la dieta debe ser manejada individualmente por un nutricionista, teniendo en cuenta los síntomas presentados.

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