El tratamiento de la espondilitis anquilosante debe ser recomendado por un cirujano ortopédico o reumatólogo, según los síntomas, la gravedad de la enfermedad y la salud de la persona.
Generalmente, se recomienda la actividad física, la fisioterapia y, en algunos casos, el uso de medicamentos para aliviar los síntomas inflamatorios y mejorar la calidad de vida de una persona. El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas, prevenir el enrojecimiento de la articulación afectada, reducir las limitaciones funcionales y reducir las complicaciones relacionadas con la enfermedad.
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica caracterizada por una lesión en la columna, que provoca: dolor lumbar, dificultad para movilizar la columna, sensación de entumecimiento u hormigueo en brazos y piernas. Además, el dolor lumbar generalmente mejora cuando la persona se mueve. Obtenga más información sobre los síntomas de la espondilitis anquilosante.
Dependiendo de los síntomas de la persona, la gravedad de la enfermedad y el estado de salud, el médico puede recomendar las siguientes opciones de tratamiento:
1. Actividad física
La práctica de actividad física, además de prevenir la espondilitis anquilosante, es fundamental para el tratamiento, siempre recomendado por un médico, porque la actividad física permite que las articulaciones se muevan, alivien la inflamación y eviten la progresión de la enfermedad. Es importante que los ejercicios se realicen bajo la supervisión de un profesional de educación física, lo que evitará más lesiones y el entrenamiento se adaptará a las necesidades y limitaciones de la persona.
Natación, pilates, hidrogimnasia, zumba, correr y bailar son algunos de los ejercicios recomendados en estos casos, los cuales son importantes para evitar deportes que requieran más cuerpo o contacto, como la lucha libre o las artes marciales.
2. Medicamentos
Los medicamentos son recetados por el médico cuando los síntomas son intensos e interfieren con el desempeño de las actividades diarias y la calidad de vida del individuo. Generalmente, analgésicos y antiinflamatorios como:
- ibuprofeno;
- naproxeno;
- Indometacina;
- Metotrexato;
- Diclofenaco sódico;
- Piroxicam;
- Aceclofenaco;
- Infliximab.
Además, dependiendo de los síntomas y su intensidad, su médico puede sugerir el uso de medicamentos combinados, así como cambiar la dosis de cualquier medicamento utilizado.
3. Fisioterapia
La fisioterapia es muy importante en el tratamiento de la espondilitis anquilosante, ya que tiene como objetivo prevenir la progresión de la enfermedad, así como mejorar el movimiento de las articulaciones afectadas, promover la flexibilidad y una postura adecuada, aliviando los síntomas de la enfermedad.
4. Cirugía
La cirugía es la última opción de tratamiento prescrita por un médico, que se recomienda en los casos más graves, cuando una de las articulaciones está gravemente afectada. La operación permite corregir el problema, colocando una prótesis que permite mejorar la amplitud de movimientos.
Cómo se hace el diagnóstico
El diagnóstico de espondilitis anquilosante lo realiza un traumatólogo o reumatólogo mediante la evaluación y seguimiento de los síntomas, lo cual es importante para valorar si el dolor es lento y gradual y empeora en las últimas horas del día o por la mañana. .
Además, debido a que pueden ocurrir brotes de inflamación en otras áreas de la columna, como las articulaciones de la cadera, el hombro, el tobillo y la rodilla, es importante estar atento al dolor o malestar en estas áreas. En estos casos, consulte al médico nuevamente. .